Cuando conocemos al Señor y decidimos entregarle nuestra vida, automáticamente nuestros pecados son perdonados y experimentamos la unción del Espíritu Santo.

En medio del dolor, debemos tener la certeza de que Dios tomará el control de la situación porque Él es el dueño de nuestras vidas y quien decide cuándo es nuestro inicio y nuestro fin en la tierra.

La mayoría de las personas hemos atravesado la pérdida de un ser amado y, ante una situación así, todos reaccionamos de diferente manera.

Debemos entender que, aunque la muerte causa dolor y confusión, es parte del plan soberano de Dios para la vida de cada uno de Sus hijos.

La tristeza a causa de una pérdida es una emoción natural y necesaria que hasta Dios ha experimentado.

¿Cuál es tu mayor temor? La respuesta de muchísimas personas a esa pregunta suele ser: la muerte.