Nuestros valores se determinan por las buenas obras, no por las virtuosas emociones que no llevan a nada. Desde los 9 años, junto a mi cama, le pedí al Señor un novio que estuviera interesado en mí al 100%, que me viera linda y me apreciara. Ahora le doy un gran valor al matrimonio, pero tuve que aprenderlo porque luego de esa oración y conforme crecí, decidí entregarme a Dios y le decía: “no quiero novio, lo que deseo es servirte todo el tiempo”. Pero cuando conocí a Cash, ¡olvidé esas palabras por un momento! Entonces el Señor me dijo: “tú sola, podrás servirme pero con él podrás servirme más”. Ciertamente, tenía razón, por eso le pido que te ayude a restaurar tu matrimonio y llevarte por la vida familiar que mereces, para servirle más y mejor.
Es una gran bendición tener hijos comprometidos para la obra del Señor y motivo a los padres a trabajar en sus familias para que todos deseen servirle a Él. Para lograrlo, no es recomendable “vacunarlos contra el Evangelio”, saturándolos o siendo demasiado exigentes con ellos. Una vacuna consiste en inyectar el virus que provoca la enfermedad para que el cuerpo se vuelva inmune a ella. Así que no hagamos del Señor una vacuna que se inyecta para que luego nuestros hijos lo eviten. Lo mejor es traerlos a la iglesia y presentárselos al Señor para que trabaje con cada uno, además del ejemplo que debes darles con tu propia entrega. Nuestros hijos son las primeras ovejas que debemos cuidar y lograr que se comprometan con el Señor es un verdadero regalo. Busca mantener el equilibrio y no los satures con tu ansiedad de que se aprendan los versículos de la Biblia, oren, ayunen, sirvan en la iglesia y asistan a un grupo. Todo debe darse gradualmente y cada uno va sacando sus conclusiones con la guía de los mayores. Ayúdalos a que se enamoren del Señor.
No olvidemos que la familia es la base de la sociedad y Dios desea bendecirlas porque son el sustento de un pueblo cristiano fuerte y capaz de vencer al maligno. Toda familia inicia con el matrimonio de una pareja, por eso es tan importante que trabajes en tu bienestar conyugal y no te canses de agradecer a Dios por la esposa o esposo que te ha dado. Ámense y dedíquense a formar un hogar entregado en sus manos que pueden restaurar todo lo que se ha perdido. Las familias y matrimonios deben estar bien, ese es el mensaje que Dios desea compartirte. Nuestro Señor es un Dios de pactos y está presente en tu matrimonio que vale oro. Él te dio a la pareja que tienes y está allí junto a ustedes esperando que le den la oportunidad de rescatar la felicidad que tal vez se perdió. Aunque la so