Lucas 7:36-39 dice: Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Estos versículos nos enseñan cómo un hombre fariseo le rogó a Jesús que fuera a su casa. No sé si en algún momento le has rogado a Dios que entre en tu casa. Cuando me dijeron que había un Dios que nos ama, en lugar de rogarle, le pedí que por favor entrara a mi hogar. Y es que existe una gran diferencia entre rogar y en pedir.
Mi esposo y yo tuvimos un gran amigo que ahora está en la presencia del Señor, que le rogaba a él que lo atendiera y tenía tanta gracia que no pasó mucho tiempo para que le diera una cita. Desde el momento que se reunieron empezó a formar parte de nuestra familia porque robó nuestro corazón y fue muy especial.
La Palabra nos enseña que debemos ser personas que anhelemos estar cerca de Dios, no solo una vez, sino siempre. Debemos insistir e insistir hasta ver Sus promesas hechas realidad en nuestra vida, así que te motivo a ser una persona que le insiste y ruega al Señor.
Dios nos está diciendo que sí puede entrar en nuestra casa y que, con su presencia, puede transformarla. Sara, por ejemplo, vivió 127 años; y Abraham, su esposo, 175. Ellos estuvieron casados 100 años y dejaron que Dios entrara en sus vidas, por lo que fueron el padre y la madre de la fe. Pero ¿qué fue lo que hizo la diferencia en sus vidas? Dejarlo entrar.
El Señor no quiere entrar solo en los hogares perfectos, Él está interesado en entrar absolutamente todos los hogares que se lo permitan. Atraer la presencia de Jesús a nuestra casa transforma nuestra atmósfera.
Hay personas que han sufrido mucho por distintas circunstancias y hay otras que han estado en tinieblas por bastante tiempo, y es ahí en donde Dios se quiere glorificar. La Palabra dice que donde abunda el pecado, abunda la gracia, por lo que, si Cristo entra en la vida de una persona llena de pecado, el que se va a glorificar aún más en la vida de ellos es Él. Yo sé que Dios se ha glorificado en tu vida y quiere seguir haciéndolo, así que ten mucho cuidado con el espíritu de fariseo.
Lucas 7:40-45 dice: Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
Sin duda Jesús nos ama y nos corrige con amor. Vemos cómo Él no se enojó con el fariseo, no lo desechó y no le puso una prueba más grande, sino que le tuvo paciencia. Simón nos sigue enseñando que Jesús interviene en nuestras actitudes, conductas y forma de vivir y no nos ignora porque quiere transformarnos.
Solo en Cristo encontrarás ese amor que cubre multitud de faltas y recibirás la paz que sobrepasa todo entendimiento, mansedumbre, templanza, benignidad y bondad. Dios te va a bendecir si apartas tiempo para hablar con Él a través de la oración y la intercesión.
2 Samuel 6:12 dice: Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.
Si tienes ese acceso a la presencia de Dios, no esperes encontrarlo solamente en un lugar o buscando algún intermediario para que puedas recibir Su bendición. Ese acceso está disponible para todos.
Lo que hemos logrado en Casa de Dios ha sido por el tiempo que hemos estado a solas con Dios, pues es ahí donde Él revela las profundidades y lo que vendrá. El Señor puede revelarte cuál es el propósito real por el que estás aquí. También durante el tiempo que permaneces en Su presencia puedes echar fuera toda tristeza, enojo, duda, enfermedad y temor.
Valora a los miembros de tu casa. Si alguien está en tu hogar atiéndelo de buena forma. Esta Palabra nos enseña que esa mujer lavó los pies de Jesús y ungió su cabeza, y nosotros debemos hacer lo mismo: bendecir a los que están en nuestra familia.
Dios nos ama tanto que ha perdonado nuestros pecados. Su amor se evidencia en nosotros cuando perdonamos, así que deja que intervenga en tu vida y atrae Su presencia orando, intercediendo, adorándolo y exaltándolo para que esté en tu casa y todo sea transformado.