Colosenses 2:3 dice: en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Hace un tiempo estuve compartiendo sobre el poder que hay en la cruz del calvario, el cual nos ha dado la autoridad y la victoria para que nuestra oración sea diferente. ¿A qué me refiero? A que por todo lo que obtuvimos en la cruz del calvario podemos hacer que nuestra oración sea declarada con fe y en victoria porque ya nos fue dada por Jesucristo.
La mayoría de los tesoros celestiales los encontramos en la intimidad. La Biblia nos enseña que María, la madre de Jesús, y Elisabet, tuvieron un tiempo de conversación en el que revelaron lo que Dios les dijo.
Lucas 1:39-45 dice: A los pocos días María emprendió viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea. Al llegar, entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó: —¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz! Pero ¿cómo es esto, que la madre de mi Señor venga a verme? Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre. ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!
Había algo tan importante en esas dos mujeres: el llamado para un propósito específico. Lo que a mí me impresiona es que, como seres humanos, muchas veces nos enfocamos más en lo negativo que en lo positivo, pero ellas, en lugar se juntarse a difamar o criticar, platicaron con sabiduría lo que el Señor les reveló.
Es importantísimo que seamos disciplinados en buscar al Señor en oración y en la intimidad, y que guardemos lo que nos revela. Mateo 6:20-21 dice: sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
En varias ocasiones le he preguntando al Señor cómo puedo hacer tesoros en el cielo y Él me ha mostrado que en el poder de la cruz del calvario ya fueron dados esos tesoros, y la oración es la que nos permite que esos tesoros estén con nosotros. Por ello es importante que nuestro corazón sea guardado y guiado por Él, y que valoremos todo lo que nos ha dado.
María y Elisabet, por medio de la conexión que tenían a través de la oración, comenzaron a obtener sabiduría y conocimiento. Lucas 2:19 dice: Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Tenemos que dar pasos de fe para obtener y proteger lo que nos pertenece para que Dios nos confirme lo que tenemos que hacer, pero para ello, también es importante que guardemos nuestro corazón. Solo en la intimidad encontraremos esos grandes tesoros celestiales que Él desea otorgarnos.
Proverbios 2:10 dice: pues tu mente obtendrá sabiduría y probarás la dulzura del saber. Nuestra mente se sujeta a lo extraordinario que Dios tiene para nosotros, por lo que debemos creer que obtendremos sabiduría, probaremos la dulzura del saber y adquiriremos discreción. Hay grandes promesas para tu vida y una palabra atesorada a favor de tu familia.