Regalos sin abrir

Regalos sin abrir

1 Corintios 12:1-3 dice: “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos”.

La Biblia está llena de regalos que tienen distintos significados, los cuales nos muestran el amor y la misericordia de Dios para nuestra vida. Estos versículos nos enseñan que no podemos seguir con costumbres que nos extravíen, por eso Él quiere que no ignoremos lo que tiene para nosotros porque es bueno, perfecto, agradable y eterno. Si Él hace tanto énfasis en que no ignoremos esto es porque es muy valioso, ya que Su Palabra puede restaurarnos y renovar nuestra forma de pensar.

Por su parte, un don es un regalo y una habilidad dada por Dios para edificar el Cuerpo de Cristo. Asimismo, las manifestaciones de nuestro Padre Celestial son Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Romanos 12:6-8 dice: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”.

Efesios 4:1-7 dice: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”.

Hay muchos regalos en la Palabra del Señor, algunos de ellos son los dones operacionales. De acuerdo con la Biblia, son la energía que se activa en nosotros cuando comenzamos a buscar a Dios e involucrarnos en la iglesia. Cuando nacemos de nuevo, Él activa ese tipo de dones, los cuales ya llevamos dentro de nosotros y solo necesitan ser avivados.

Son siete los dones operacionales: profecía, servicio, enseñanza, exhortación, presidir y hacer misericordia. El Señor nos ha equipado para que los tengamos, pero solo Él puede activar uno o dos en cada persona.

Génesis 24:18- 19 dice: “Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber”.

Este es un claro ejemplo de servicio. Como hijos de Dios debemos aprender a servir con una buena actitud. El Señor activa primero estos dones y, en ocasiones, queremos enfatizar o poner nuestros ojos en los dones ministeriales o espirituales, pero primero debemos colocar nuestra energía en los dones operacionales porque son los que nos ayudan a desarrollar y fortalecer nuestra fe.

Los dones tienen muchos beneficios. Están también los ministeriales, que son cinco; y los espirituales, que son nueve: tres de revelación, tres de fe y tres de poder. Entre ellos están los dones de sanidad, de milagros, y de interpretación de lenguas y de profecía; y muchas veces queremos ponerles más fuerza a ellos, pero Dios quiere activar primero los operacionales.

¿Por qué hablo del servicio? Porque cuando vamos a la iglesia, automáticamente se activa ese don, puesto que lo mínimo que queremos hacer es servirle a Dios. Este don nos sacude, nos saca de nuestra zona de comodidad y nos ayuda a ver los beneficios que trae consigo.

Mateo 22:37-40: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

Para que sean personas dotadas que puedan glorificar el nombre de Dios, deben activar esos dones. Pídele que avive el don deservicio porque las iglesias y las naciones necesitan más personas con la chispa y actitud de servir.

Por otro lado, el don de la enseñanza es también muy importante, pues presenta la verdad de una manera sistemática. Quienes poseen este don tienen la necesidad de validar información, gozan de estudios, prefieren utilizar ilustraciones bíblicas y les gustan los detalles minuciosos.

Hechos 18:24-26 dice: “Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios”.

Este es un don que debemos traer a los pies del Señor. La Palabra dice también que debemos amarlo sacrificialmente, lo cual no es fácil porque los sacrificios traen cansancio físico y gastos, pero la recompensa es muy grande porque Él nos equipó con esos grandes regalos.

Por su parte, a quienes se les activa el don de la exhortación, suelen animar a otros a que vivan victoriosamente, resolviendo los problemas desde su raíz y buscando soluciones. 2 Corintios 8:6 dice: “De manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia”.

La Palabra dice que todo esto sirve para edificar el Cuerpo de Cristo, por lo que debemos creer que el Señor nos está equipando para que, por medio de los dones, seamos un instrumento de Su presencia en la Tierra.

También está el don de presidir, que consta de dirigir y mover las masas con la ayuda y unción de Dios. Quienes tienen este don suelen ser líderes natos, poseen una autoridad especial y ayudan a los demás a desarrollarse. De igual manera, quienes operan el don de la misericordia cuidan a los demás, son dulces y amorosos, y casi siempre están sonriendo.

Por último, el don de profecía normalmente lo tienen quienes disfrutan leer la Palabra, la cual usan para sacar lo más profundo del corazón de las personas para ayudarles a que se arrepientan, perdonen o redirijan sus pasos hacia el camino correcto, entre otros. Quienes tienen este don hablan directamente con amor y se basan en la Palabra de Dios.

1 Corintios 14:3-4 dice: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia”.

Es muy importante que consideres hablar en otras lenguas y que entiendas que todo el Evangelio es por fe; decirle “sí” a Jesús, bautizarte en agua y hablar por lenguas funciona por fe. Todos estos dones los podemos manejar humanamente, pero debes permitir que

Dios intervenga en cada don; ese es el proceso que hay que atravesar cuando asistimos a una iglesia y le entregamos el control de todo al Señor.

Dios quiere activar en tu vida alguno o algunos de estos dones. ¡Descubre y aviva el fuego del don que está en ti!