Hebreos 10:35-39 dice: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”.
Como creyentes debemos confiar plenamente en Dios, pues Él es el centro de todas las áreas de nuestras vidas. Hay muchas situaciones que no podemos controlar, como pérdidas humanas y materiales, discusiones, guerras y distintos problemas, entre otros, que pueden hacer que perdamos nuestra confianza en Él, pero la Biblia nos invita a que permanezcamos firmes y que no desconfiemos jamás de Su poder.
El Señor desea prepararnos para que permanezcamos confiados en Él, ya que si lo hacemos habrán manifestaciones poderosos en nuestras vidas. Para lograrlo, necesitamos descansar, meditar y creer en Su Palabra para que, cuando vengan las pruebas, nuestra confianza permanezca intacta, sabiendo que Él se manifiesta en medio de las tribulaciones.
Hace mucho tiempo me diagnosticaron piedras en los riñones que me causaron cólicos muy fuertes, casi parecidos a los de un parto. Era tanto el dolor y la tensión que pude llorar hasta que las inyecciones comenzaron a hacer efecto; en ese momento, aunque los doctores me dijeron que tenía que someterme a un procedimiento porque los dolores continuarían, confié en la Palabra de Dios y declaramos con mi esposo, quien me acompañaba, que sería sana. Luego de confiar en Él y declarar con fe que estaría bien, los cólicos desaparecieron y nunca más volvieron a molestarme esas piedrecitas.
Si el Señor ya nos prometió que todas las cosas pueden ser nuevas cada mañana, debemos creerlo. Él puede hacer todo nuevo y puede sanar al abatido de cualquier enfermedad, lo que nos brinda confianza, pero para hacer que los milagros sucedan, debemos conocer y declarar la Palabra, con el fin de que, cuando vengan las pruebas, tengamos las herramientas necesarias para vencer.
Dios nos promete que si confiamos plenamente en Él, traerá paz y descanso a nuestras vidas. Hebreos 10:23-25 dice: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.
Tenemos que mantenernos firmes y ser constantes para ver las promesas de Dios en nuestras vidas. Aunque haya caos, problemas y pruebas, debemos seguir creyendo y confiando en que Él nos resguardará y proveerá en todo momento. Romanos 12:2 dice. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Tenemos que esforzarnos por ser un vaso útil para el Señor. Cuando nos dejamos transformar por Él, inmediatamente nos convertimos de bendición para alguien más. Salmos 107:1-2 dice: “Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo”.
Somos redimidos por la misericordia de Dios, por lo que tenemos que mantener nuestra confianza firme y segura en Él, la cual es una característica espiritual que debemos cuidar en todo momento. No olvides que Su Palabra es la que nos ayuda a adquirir la confianza, que la experiencia que tenemos con Él aumente esa confianza y que Sus instrucciones nos orientarán a permanecer en ese estado de confianza.