Juan 1:14-15 dice: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.
La plenitud es el estado de una cosa o persona que ha alcanzado su momento de máxima perfección o desarrollo. Juan en la Biblia nos muestra que tenemos la plenitud en Dios.
Cuando mi hija Ana Gabriela tenía dos años perdí la conciencia y tuve la experiencia de morir. Se me torcieron los ojos y recuerdo haber caminado en un túnel gris en el que sabía que al final estaba la plenitud, el éxtasis, el gozo y la alegría. Lo supe porque mi alma quería quedarse en ese lugar, pues sabía que allí estaba el Señor y en Él encontramos la plenitud.
Juan 1:1-2 dice: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.
Debemos estar conscientes de que todas las cosas por Él fueron hechas y que en Él está la esencia de todo lo que creemos y tenemos. Todos, en algún momento, moriremos físicamente, y cuando eso suceda, espiritualmente comenzará nuestra verdadera vida, una vida eterna divina. Muchas veces nos cuesta entenderlo en nuestra humanidad, pero esa es la promesa que tenemos en Cristo Jesús.
Si tu vida en la Tierra ha sido agradable y la has aprendido a disfrutar en Él, seguramente lo venidero será mucho más glorioso. Dice la Palabra que el verbo se hizo carne haciéndose uno de nosotros y alcanzando su plenitud, la cual es accesible porque cuando el verbo apareció en forma humana, su gloria fue manifestada. ¡Dios envió a Su propio hijo para darnos plenitud!
Colosenses 2:9-10 dice: Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. Colosenses 1:19-20 dice: por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Esa plenitud está en ti y en mí. Dios nos quiere bendecir de la misma forma como lo hizo con Su hijo Jesucristo porque somos llamados Sus hijos y somos herederos de Su gracia. Pídele al Señor en oración que te ayude a comprender la plenitud que hay en ti y en mí.
Romanos 15:29-30 dice: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios.
Entendamos que somos enriquecidos por las bendiciones de Dios. Él desea bendecirnos y que comprendamos la plenitud que hay en cada uno de nosotros.