Salmos 32:8 advierte: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. El Señor dice que nos hará entender y que abrirá nuestra mente para ayudarnos a ponerla en orden y lograr que nuestros pensamientos sean como los Suyos. Él quiere enseñarnos y corregirnos, pues solo de esta forma puede haber entendimiento para alcanzar sabiduría.
Algunos han tenido padres muy estrictos. El pastor Cash nos ha contado sobre la disciplina que recibió de su mamá y cuánto le agradece porque le ayudó a formar un carácter íntegro y luchador. Yo tuve padres consentidores, aunque no permisivos, y también lo agradezco. Encontrar el balance es importante y debemos dar gracias por nuestros padres y la forma en que nos corrigen, porque necesitamos entendimiento tanto en la vida diaria como en el espíritu.
La Palabra nos corrige y nos ayuda a tomar decisiones. A veces aceptamos la corrección que nos da, a veces no; todo depende de la experiencia que tenemos en la vida natural. Déjate guiar por el Señor porque Él desea orientarte y corregirte para que puedas obtener entendimiento y vivas mejor. Esfuérzate por comprender esa cariñosa corrección y agradécela.
Como pastores vemos que a las ovejas les suceden cosas raras que muchas veces no comprendemos. Por ejemplo, somos testigos de familias esforzadas que ofrendan y diezman cumplidamente; sin embargo, sufren circunstancias difíciles como robos e injusticias. Aunque me cuesta entender acontecimientos como esos, el Señor aprovecha la adversidad para enseñarnos e interviene en nuestra vida de una forma que va más allá del entendimiento humano. Es por ello que debemos pedirle ayuda para comprender.
Es importante entender que todos aprendemos de forma diferente, así que debemos ser corregidos también de forma diferente. El Señor sabe que cada persona debe ser corregida en el mundo y en lo espiritual de diferente forma para que el aprendizaje sea efectivo.
Hechos 9: 1-2 nos relata: Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
Saulo era malo: mataba cristianos; pero el Señor tuvo misericordia y provocó un encuentro para hacerle entender que Él era real y que lo quería para Su reino. Lo mismo sucede con nosotros: Él busca que tengamos entendimiento para convertir nuestros malos caminos y trata a cada uno en lo individual, según lo necesite. Para Él es importante que entendamos y le entreguemos nuestra vida.
La samaritana es otro ejemplo de cómo el Señor busca hacernos entender. Ella estaba en sus actividades cotidianas y Jesús la buscó para pedirle que le diera de beber. La mujer, extrañada, le pregunta por qué se lo pide a ella. Debemos comprender que Él puede pedirnos cualquier cosa en todo momento y el pecado es la única razón para sentirse incómodo por ello. Justo lo que le sucedía a la samaritana, que vivía con alguien que no era su marido. Necesitamos que Dios nos confronte tal como hizo con ella para hacernos entender y lograr que le abramos nuestro corazón.
Todas las pruebas y circunstancias nos llevan a la meta y galardón que está al final y no a medio camino (como solemos desear). Sigue adelante aunque no comprendas, luego, cuando seas corregido y recibas entendimiento, todo estará tan claro como el agua. Dios quiere llevarte por un solo camino: el de la vida eterna; aunque en tu inquietud te hayas trazado muchos otros. No te engañes y no pierdas la atención en lo que es verdaderamente importante. Nada debe interferir en Su deseo de salvarte.
Recordemos que Salmos 32 dice: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.
Nuestro pensamiento nos lleva a un camino que conduce a nuestro destino. Todo tiene que ver con pensamientos que influyen en la conducta. Pide sabiduría para buscar el camino correcto y tomar las mejores decisiones en tu grupo de amistad, trabajo, iglesia y familia. El camino correcto es buscar el reino de Dios y Su justicia.