Las necesidades de la humanidad son innumerables. Podemos interceder por la sanidad de alguien que padece una grave enfermedad y por la seguridad de la familia cuando sale de casa, pero un intercesor también debe interceder siempre por las naciones, por los gobiernos y por los líderes del país y del mundo.
En la sociedad existen áreas que moldean el pensamiento de los individuos y se reflejan en la vida de la nación, y por ello son muy importantes. Estas áreas también tienen una influencia enorme en el comportamiento y conducta de los líderes de los países y de las personas que están en eminencia.
Al interceder por las naciones hay que pedir por el hogar, la familia, la iglesia y los educadores. Dios promete paz y perdón para las naciones, así que debemos interceder para que Sus promesas se cumplan. Además, la Biblia también dice que quienes procuran la paz de la ciudad recibirán paz. Eso lo podemos leer en 1 Timoteo 2:1-4: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
Las mismas Escrituras nos exponen los principios para gobernar una nación y nosotros debemos ponernos a la brecha para orar e interceder por ellos. 2 Samuel 23:3-4 muestra un principio que está sobre todos: El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.
Gracias a Dios todos somos diferentes. Somos parte del Cuerpo de Cristo y cumplimos una función especial. Si la Palabra nos enseña que todos tenemos una función importante en el Cuerpo de Cristo —que es lo mismo que Su iglesia— debemos creerlo y hacer bien nuestro papel. Nadie puede decirle al otro que tiene que ser igual a él porque no se puede. El Señor nos da la oportunidad para que desarrollemos y aprovechemos los dones que Dios nos regaló.
Colosenses 1:9-12 dice: Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. El Espíritu Santo nos ha dado la habilidad para que seamos diferentes y hagamos el papel que nos corresponde.
Oremos por nuestro país y nuestros gobernantes. El mejor ejemplo es el de Jesucristo. Juan 17:11 dice: Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
Dios nos da la oportunidad para que nos desarrollemos y aprovechemos los dones que nos regaló.