Las promesas siguen vigentes

Las promesas siguen vigentes

Cuando hablamos de pactos es necesario que entendamos que Dios los ha hecho a lo largo de la historia para el beneficio del hombre. Hebreos 8:1-2 (RVR1960) dice: Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

A través de Jesucristo hizo su último pacto, el más poderoso de todos. Luego, Hebreos 8:6 (RVR1960) indica: Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. También hizo y continúa haciendo milagros. Tenemos que recordar en todo momento que Él es la fuente las promesas para nuestra vida y que estamos viviendo un nuevo y mejor pacto.

Cuando construimos un edificio, lo primero que tenemos que colocar es el cimiento, pues es lo que le da fuerza, permanencia y solidez, lo que nos permitirá permanecer tranquilos en ese lugar. 1 Corintios 3:10-15 (RVR1960) dice: Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

Lo mismo sucede en nuestra vida espiritual, ya que Sus promesas fueron establecidas y construidas sobre la roca firme porque son las que nos dan las fuerzas necesarias, el poder y la autoridad para vivir. Lo que Él desea hacer en tu vida lo hará por medio de Sus Palabras, las cuales te guiarán para que construyas de forma adecuada.

Somos hijos de un Dios de promesas que no cambia ni varía. Él prometió bendecir a cada uno de Sus hijos, extendernos Su mano en medio de las pruebas y levantarnos si tan solo tenemos fe. La Palabra nos enseña que somos más que vencedores por aquel que nos amó. Por consiguiente, absolutamente nada podrá separarnos de Su perfecto amor.

Tenemos que creer en Sus promesas no solo cuando nos está yendo bien, sino que también cuando atravesemos pruebas. Él es nuestro fundamento y roca firme, por lo que, aunque vengan dificultades, no desfalleceremos porque Él nos levantará. Por más difícil que sea, debemos alegrarnos en medio de las tribulaciones porque luego vendrá la victoria y, por lo tanto, el gozo y la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Salmos 37:4-5 (RVR1960) dice: Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Necesitamos creer que tenemos un Dios que nos ama y que quiere bendecirnos en todo momento. También, comprendamos que debemos deleitarnos en Él, conocer Su Palabra y pasar tiempo a solas con Él en oración e intercesión para que conceda las peticiones de nuestro corazón.

Encomienda a Jehová tu camino y confía plenamente en Él para que te lleve al siguiente nivel de la fe y desates todas las bendiciones sobre tu vida, porque Sus promesas siguen vigentes.