La oración

La oración

Podemos cometer el error de pensar que el orar el Padre nuestro va a ser suficiente para formar el hábito de la oración en nuestra vida. Yo no estoy desestimando ni restando importancia a lo que el Señor respondió a sus discípulos cuando les dijo: “Señor, enséñanos a orar». Si oramos con fe y tomamos nuestro tiempo, ¿cuánto nos puede llevar dirigirnos al Señor y elevar la oración del Padre Nuestro? Quizá tres, quizás cinco minutos, quizás una oración incompleta que se quedaría a media, porque el Señor nos pide que nosotros nos metamos en intimidad con Él.

El Señor nos pide que estando solos nos dirijamos a Él, ¿para qué íbamos a cerrar la puerta si nuestra oración fuera breve? El Señor sabe la importancia de estar en su presencia, por lo que nos dice que lo hagamos en intimidad, y no como los hipócritas que oran para que los demás los vean. Él sabe que nosotros tenemos necesidad de orar y estar en su presencia un tiempo largo. Watchman Nee fue un predicador y fue un hombre que escribió mucho acerca de la oración y cuando el murió hace varios años, las personas que hallaron su cuerpo se sorprendieron al descubrir algo.

¿Qué creen que descubrieron en el cuerpo que ya había muerto? Descubrieron algo y fue un hallazgo en sus rodillas, las rodillas de este hombre estaban gruesas como la piel de un elefante. ¿Te has dado cuenta como es la piel de un elefante? Gruesa, áspera, seca, arrugada. Llegar a tener las rodillas así por haber pasado horas y horas en la presencia del Señor en oración, eso no se adquiere tan fácilmente. Tócate tus rodillas, ¿son como de elefante? Verdad que todavía no, les falta mucho. ¿O son como las de un bebe? Suavecitas, tersas. Tócale la rodilla a tu vecino, sólo la rodilla. Si alguien detectó que su vecino tiene las rodillas de un elefante, levante la mano, y no me refiero al grosor de la pierna, sino a la textura. Yo todavía no las tengo así, me hace falta mucho.

La Escritura dice que cerremos la puerta, que nos metamos en intimidad con el Señor y nos dice: Tómate el tiempo de estar en mi presencia porque tienes necesidad y la necesidad no se va a resolver con una oración rápida. Aprende a disfrutar tu tiempo de oración. Es a través de este que vas a conocer de una forma especial a Dios. Dobla tus rodillas y prepárate para tener un encuentro con el Espíritu Santo.