La Navidad

La Navidad

Desde que tengo memoria, siempre se celebró la Navidad en mi casa, con la familia y con los amigos. Mi madre solía colocar adornos llamativos con colores muy fuertes y además decoraba con flores de pascua. Agregaba en las mesas de la casa los dulces, chocolates y frutas secas para que todos pudieran comerlas en todo tiempo. Se organizaban de tal forma que se reunían todos los familiares posibles —aunque vivieran fuera de Retalhuleu o de la ciudad capital— para cenar juntos el 24 de diciembre. Teníamos un gran árbol navideño, adornado con muchas luces, bombas brillantes y adornos pequeños. Lo que más me agradaba era que debajo del árbol había un nacimiento con María, José y el Niño Jesús.

En Guatemala, como en muchos países de América Latina, esta celebración es generalizada. Al ser considerada la Navidad como una fiesta cultural, cada pueblo le da su propio significado, adaptándola a las costumbres y tradiciones pagano-religiosas. La Navidad se celebra actualmente por tradición, pero lo más importante es celebrarla por convicción.

Para los musulmanes, Jesús es un hombre que Dios escogió como profeta para guiar a la humanidad. Ellos consideran que Dios nunca podría adquirir la forma humana y convivir con los hombres. Sin embargo, al pertenecer a una sociedad que practica esta celebración, respetan el pensamiento de cada persona, según Laila Dassum, directora de Damas Musulmanas del Centro Islámico.

Por otro lado, dentro del calendario judío no está incluida la celebración de la Navidad ni las celebraciones de otras religiones. A pesar de haber diferencias —principalmente en el significado del nacimiento de Jesús, que es la base de la celebración de la Navidad—, desde el punto de vista religioso, dignificar y elevar el espíritu humano a través del acercamiento a Dios es aplaudido por el judaísmo, independientemente de la religión y costumbres en las que les ha tocado educarse y formarse a todos los seres humanos, según el rabino Alejandro Mlynski.

Por su parte, China es un país mayoritariamente budista. A pesar de ello, debido a su apertura a la cultura occidental, en la actualidad muchas personas celebran la Navidad, no con un sentido religioso, sino como una fiesta comercial que llama la atención. La celebración de la Navidad en esta sociedad ya no es una fiesta religiosa, sino cultural. Para los budistas no existe una celebración unificada que esté relacionada directamente con alguna religión. El budismo se basa en la concentración, por lo que el festejo de la Navidad, tan comercializado, no es precisamente una actividad que produzca relajación y paz mental, opina el agregado cultural de China, Kou Zegang.

Para la fe católica, su atención se centra, más bien, en el misterio de Dios hecho hombre, cuya misión es salvar a la humanidad de sus pecados. No conmemora precisamente el nacimiento de Jesús en Belén, ni las circunstancias que rodean este hecho. Dicha celebración se remonta al siglo IV, cuando la iglesia “cristianizó” una fiesta pagana que se celebraba el 25 de diciembre, para transformar la adoración al sol en una adoración a Cristo. De ahí proviene esta conmemoración que a través de los años se le han ido sumando tradiciones de diferentes culturas, según el padre Franklin Aulestía de la parroquia Madre del Redentor.

Podría suceder que establecer una fecha para el nacimiento de Jesús y celebrarlo como una fiesta importante no sea lo que el Señor haya dejado escrito, pero sabemos que es Su voluntad encontrar todos los días a alguien como María: alguien que con humildad pueda albergar a Jesús y aceptarlo como el Hijo de Dios.

Lucas 1:46-48 dice: Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.  Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada.

En lugar de ver esta fiesta como un obstáculo o un distractor del enemigo para el cumplimiento de los planes de Dios, veámosla como una oportunidad para predicar el Evangelio, al Dios vivo, al Cristo que se humilló haciéndose hombre y que se despojó de su deidad por amor a nosotros; para que, a través de su muerte, pudiéramos ser salvos.

Es evidente que existen más curiosidades sobre la Navidad, pero espero que esta información haya servido para solucionar algunas dudas y comprender que en realidad se trata de una fusión de culturas y religiones que toma los mejores sentimientos de los seres humanos y nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, todos procedemos del mismo lugar y de una misma fuente.