Hechos 16:6-10 dice: “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio”.
Uno de nuestros propósitos en la Tierra es llevar la salvación y Palabra de esperanza a quienes más lo necesitan. Hay momentos difíciles en la vida, pero cuando estamos llenos de fe, Dios nos usa para anunciarle el Evangelio a las personas que nos rodean.
Hechos 16:11-15 continúa: “Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos”.
Esta parte de la Biblia nos muestra que el Señor añade un detalle en las reuniones de oración. Muchas personas asisten a la iglesia y adoran a Dios, pero no se han dado cuenta de que sus corazones están cerrados y endurecidos, por lo que tienen que dejar que Él haga algo en sus corazones a través del Espíritu Santo. Se trata de estar atentos a Su voz, pues Él te hablará y mostrará lo que debes hacer.
No permitas que los prejuicios se queden dentro de ti ni que tu conciencia sea cauterizada, pues de lo contrario no podrías recibir lo que Dios tiene preparado para tu vida. Solo podremos dar testimonio hasta que permitamos que Él trabaje en nuestro corazón.
Quizá hayas escuchado de Dios, pero no has profundizado en Su Palabra ni has apartado el tiempo suficiente para tener una relación real con Él. Es sumamente importante que lo busques y adores en todo lugar y no solo en la iglesia. De esta manera comenzarás ver Su gracia y respaldo.
Dios anhela que Sus bendiciones nos inunden tanto a nosotros como a todos los que están a nuestro alrededor; por ello debemos llegar al nivel de abrir las puertas de nuestra casa y ponernos a disposición de quien necesite entrar. El Señor busca que, a través de nosotros, alguien más reciba Su Palabra.
Hechos 16:16-18 continúa: “ Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, este se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora”.
Debemos cuidar nuestro corazón, creer en nuestra familia y en las personas que nos han bendecido. Ten la seguridad de que alguien llegará a tu vida a confirmar en dónde tienes que estar y lo que debes hacer; Dios moverá a alguien para que recibas la Palabra de confirmación que tanto has estado esperando.
Sírvele a Dios en las buenas y en las malas, porque la restauración para tu vida, tu familia y tu liderazgo está por llegar.