Entendiendo las promesas de Dios

Entendiendo las promesas de Dios

Santiago 1:12-15 dice: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

Los últimos años han sido un tiempo de pruebas en los que hemos tenido que atravesarlas a todo nivel. Cualquier prueba que venga a nosotros la tenemos que soportar y resistir, pues el que lo hace será llamado bienaventurado y recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman.

¡Este un tiempo para resistir! Pronto veremos el fruto de resistir en la Palabra del Señor, en el reino de Dios, en el Evangelio y en Su fe, lo cual traerá una corona de vida eterna. Si estás pasando por una prueba difícil, confía, porque será un tiempo nada más, no será eterno. El Señor le dice a Sus Hijos: “Resiste porque mi promesa está hasta el final y la promesa es de vida”.

Tenemos que reconocer qué es lo que Dios nos ha prometido. ¿Cómo podemos entender las promesas de Dios? 2 de Pedro 1:3-4 dice: Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

Dios nos ha prometido grandes cosas porque nos ama, dice la Palabra del Señor. Las bendiciones de las promesas de Dios son tres: esperanza, fe y una guía para orar y dirigirnos a Él.

Existen promesas para todas las áreas de la vida: salud, restauración familiar, relación padres e hijos, prosperidad y para la salud mental, entre otras. Es por ello que también tenemos que creer que seremos salvos nosotros y nuestras casas. ¡Créelo! Así como Dios tuvo misericordia y te esperó, así tendrá misericordia para tocar los corazones de los demás.

El Señor derramó Su sangre por amor a nosotros, no solo para que viéramos el sufrimiento sino para que creamos que nosotros nos podemos activar para ayudar al prójimo. Las promesas traen esperanza y fe, por lo que las podemos tomar para que sean nuestra guía de oración. Asimismo, no debemos usar vanas repeticiones o declarar palabras muertas sino todo lo contrario, debemos declarar palabras de vida, de consuelo y de esperanza para recibir la fe que nos ayudará a encontrar respuestas.

Las promesas son irreversibles, así que, si Dios ya lo dijo, lo va a cumplir. Isaías 40:31 dice: Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. ¡Confiemos en Él porque ha prometido ser nuestro escudo en todo momento!

Recuerda que el Señor prometió una vida eterna. Si tienes dudas sobre tu futuro, quiero decirte que en Cristo Jesús está tu porvenir, ya que Él es el autor y consumador de la fe; es el principio y el fin; y es el alfa y la omega. Cree que Dios te sacará de las pruebas y que de Su mano soportarás. De igual forma, ten la certeza de que cada paso que des será firme y estable.