Génesis 18:10-15 dice: Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rio, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.
El Señor le prometió a Abraham y a Sara —nuestros padres de la fe— que su generación iba a ser grande. A pesar de haber sido personas de avanzada edad los bendijo con un hijo. El ángel de Jehová ya se había aparecido en su casa para darles la noticia de que su generación sería grande, sin embargo, el tiempo que esperaron fue largo y cometieron muchos erros. Luego, el Señor, en Su misericordia, se les volvió a aparecer y les confirmó la promesa que en el pasado les había hecho.
Otro ejemplo que nos muestra la Biblia es la historia de Zacarías y Elizabeth, los padres de Juan el Bautista. Ellos rieron y se sorprendieron cuando recibieron la noticia de que iban a tener un hijo cuando ya eran grandes de edad. Así como a ellos, Dios te seguirá dando noticias y continuará sorprendiéndote porque Él desea que cumplas los anhelos de tu corazón y que sueñes en grande. Él hablará a tu vida y te dará confirmaciones cuando estés a solas con Él.
Salmos 43:4 dice: Entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría y de mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío. La alegría y el gozo son dones de Dios que desea que tengamos; ya que, a lo largo de la vida, por distintas dificultades y circunstancias, podríamos llegar a perder el gozo de nuestra salvación, por lo que debemos vivir con la certeza de que somos salvos en Cristo Jesús.
Recuerdo una época en la que yo estaba perdiendo el gozo. La gente me hablaba y al terminar me preguntaban “¿Por qué te enojas?” Una vez, luego de que me dijeron eso, me vi frente al espejo y mi cara mostraba molestia, por lo que, con ese semblante, nadie me iba a creer cuando dijera que el Señor estaba conmigo. Al día siguiente compré unos botoncitos amarillos con sonrisas para sonreír cada vez que los viera.
Es muy importante que la alegría y el gozo del Señor estén y se noten en nuestra vida, pues lo que Dios ha prometido, así como lo que le prometió a Abraham y a Sara, es bueno y nos traerá regocijo. Gálatas 5:22-23 dice: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
¡En Dios está la fuente de la alegría! Él te quiere bendecir con gozo y lo tienes que pelear. Recuerda que el gozo es una promesa del Señor, por lo que guárdala y no la pierdas por ser impaciente. Si algo está robando esa alegría atácalo de raíz; si aún no cierra alguna herida que te está quitando el gozo, pídele al Señor que te sane y que pueda sanarla para que Su amor sobresalga.
Si el enemigo ha querido robar tu paz y ese gozo que el Señor te había dado antes, ve a Su presencia, a Sus atrios, a Su altar, pues allí es donde te llenará otra vez de gozo y alegría. Isaías 41:10 dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.