Jueces 6:13 dice: Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.
Esta historia nos muestra que el pueblo de Israel se había alejado de Dios. Los madianitas le querían hacer daño a los israelitas y era tanta la opresión que estos tenían que sembrar a escondidas, guardar el fruto de su siembra, esconderse en las cuevas y proteger su hogar porque llegaban los de alrededor a atacarlos y a quitarles su siembra, el fruto de lo que habían cosechado.
La historia de Gedeón se desarrolla en un momento en el que su pueblo estaba siendo perseguido. Él hizo una simple oración con la que vio el amor y la misericordia de Dios. Jueces 6:16-17 dice: Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. Esa fue la oración que provocó que hubiera una relación de dos vías entre Gedeón y Dios. Gedeón se reconocía como un guerrero y un profeta, pero estaba oprimido porque tenía que estar escondido en cuevas.
Cuando Gedeón recibió el llamado de parte de Dios, como todo ser humano, dijo: “¿Será cierto que es Dios? ¿Será que no me lo estoy imaginando? ¿Será que el que se apareció no era un ángel?” Todas esas dudas tuvieron Gedeón en ese momento. Recuerdo que a los papás de Juan el bautista, Zacarías y Elizabeth, les pasó lo mismo.
Hay momentos en nuestra vida en que también hemos recibido algo de parte de Dios y hemos dudado si viene de Él. Debemos hacer lo que hizo Gedeón: ir confiadamente al Señor y decirle: “Confírmame si eres Tú”. Dicen que no es bueno estar pidiendo confirmación o señales, pero hay momentos en los que sí necesitamos confirmar que es Dios y no tiene nada de malo que lo hagamos porque Él nos va a contestar. Jueces 6:18-19 dice: Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina.
Sin duda, en este tiempo de dificultad e incertidumbre podemos pedirle una confirmación al Señor. ¿Qué clase de confirmación necesitas? Dios te puede contestar, pero debemos estar atentos y pedirle que nuestros sentidos se abran para que podamos ver cómo nos responde. A veces creemos que lo hará como nosotros queremos, pero Él nos responderá según lo que sea mejor para cada uno.
El llamado que Dios tenía para Gedeón era que salvara a Israel. Asimismo, está sucediendo en la actualidad: Dios está levantando a hombres y mujeres con el llamado específico de orar, interceder y clamar por sus familias, naciones e iglesia.
Jueces 7:2 dice: Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Esta historia nos enseña que Gedeón le pidió una señal al Señor, pero Él también le pidió señales a Gedeón, ya que lo puso a prueba. Dios buscaba que Gedeón fuera glorificado y quería mostrarle que a pesar de los ataques y miedos que había vivido su pueblo, Él era mayor que cualquier problema y podía ayudarlos.
Si Dios te ha prometido que vas a ser de bendición, créelo. Si Dios te ha mostrado que hay una prueba y viene un ataque en este momento, confía en que te dará la estrategia para vencer. Pídele al Señor una señal, pues todos en algún momento la necesitaremos, pero recuerda que debemos vivir por fe. Cada señal que pidas debe comprobarse y someterse a las enseñanzas de la Palabra de Dios. Cada vez que he tenido dudas el Señor me ha mostrado lo que ha sembrado en mí a través de Su Palabra.
Romanos 8:30-31 dice: Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Tu vida tiene un propósito y un llamado, el cual, según la Palabra, es irrevocable. Si necesitas una confirmación de Dios y te responde, no dudes en darle gracias y presentarle una ofrenda.