Para consagrarnos al Señor debemos conocer el significado de la palabra consagración: “Ofrecer o dedicar tu vida a Dios de forma individual o por medio de una entidad religiosa”. Dicho de otra forma, la consagración es la dedicación al servicio del Señor por medio de una ceremonia, oración o bendición.
La Biblia nos enseña que el profeta Samuel fue un hijo muy deseado. Su madre Ana no podía tener hijos y sufrió muchísimo. Tenía angustia y le clamó al Señor día y noche en el templo. Con el tiempo logró quedar embarazada y dice la Palabra que cuando el Señor le confirmó que iba a tener un hijo, se alegró. Cuando lo tuvo, lo dedicó al Señor y se lo ofreció al sacerdote en el templo.
Dios constantemente está tocando nuestro corazón y nos llama para que le digamos que sí solo a Él. Si Dios te está llamando, dándose a conocer, y quiere intervenir en ti, ¿por qué no lo dejas ser parte de tu vida y te consagras para servirle? La Biblia nos muestra ejemplos de cómo un creyente puede consagrarse al Señor:
- Oración. Si el mismo Jesucristo practicaba la oración y lo hacía con tanta excelencia, ¿cómo nosotros no lo vamos a hacer? Debemos orar en todo tiempo y lo tenemos que practicar porque es un mandato.
- Confianza y fe en el Señor. Salmos 103:19 dice: “Jehová estableció en los cielos su trono,
Y su reino domina sobre todos”. Si Él es el dueño de todas las cosas, tengamos la confianza y la fe de que Él tiene dominio sobre todo. La Palabra del Señor nos enseña que la fe es tan pequeña que la debemos proteger y cuidar, pero puede crecer y ser grande como la semilla de mostaza. Si tienes poquita fe o si tienes mediana o mucha fe, ¡guárdala! Asimismo, el Señor desea que tengamos confianza en Él para ver milagros en nuestra vida. Proverbios 3:5-6 dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. - Medita en el Señor. Salmos 63:6-8 dice: “Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido”. Cuando estamos a solas con el Señor y leemos Su Palabra podemos sentir una espada de dos filos que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser y saca todas las cosas malas que hay dentro, lo que nos transforma por completo.
- Obedecer. Deuteronomio 27:10 dice: “Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy”. Cuando estés en algún lugar que te pueda contaminar de cosas malas, de vicios y de enfermedades, el Señor te dirá al oído que ese lugar no es para ti. El Señor nos quiere bendecir en todas las áreas de nuestra vida. Si seguimos Sus mandamientos y lo obedeceos en todo momento, veremos Sus bendiciones sobrenaturales.
Una persona que quiere consagrarse al Señor lo debe hacer de forma voluntaria y con determinación. Debe practicar la oración, tener fe y confianza en Dios, meditar en Su Palabra, obedecer Sus mandatos y reconocer que es ungido por el Espíritu Santo. ¡Espera en el Señor! Él te ungirá, te llenará y guiará tus pasos.