Cómo activar las promesas de Dios

Cómo activar las promesas de Dios

2 Pedro 1:3-4 (RVR1960) dice: Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

Por otro lado, Josué 1:8-9 (RVR1960) dice: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Aunque las personas te fallen y te prometan cosas que no cumplen, tenemos que confiar plenamente en Dios porque si Él ya prometió algo, lo cumplirá. Sus promesas son como semillas, de forma que si las sembramos darán frutos de bendición para nuestras vidas. Debemos meditar en Sus promesas de día y de noche hasta que se hagan una realidad en nuestros corazones, así como tener la fe y los ojos puestos en ellas y no en las circunstancias.

Asimismo, es importante que proclamemos las promesas de Dios en voz alta constantemente y que declaremos que son nuestras. 2 Corintios 4:13-14 (RVR1960) dice: Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.

Para activar las promesas de Dios también tenemos que actuar y hablar como si fuera la verdad. En otras palabras, no debemos engañarnos a nosotros mismos, sino que, por el contrario, tenemos que ser hacedores de la buena voluntad de Dios. Santiago 1:23-25 (RVR1960) dice: Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

Por otro lado, es fundamental que jamás dudemos del poder de las promesas de Dios. Santiago 1:6-8 (RVR1960) dice: Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

Quizá las circunstancias de la vida nos han ayudado a ser inconstantes, pero debemos entender que podemos recibir disciplina y dominio propio si se lo pedimos al Señor. Si ya lo aceptamos en nuestros corazones y decidimos seguirlo, hagámoslo todos los días, no solo por temporadas, ya que de esta forma veremos Sus promesas cumplidas. Si Él prometió que serás una nueva persona, que saldrás de vicios y de ataduras, o que te sanará y restaurará, créelo porque Él es fiel y justo en todo tiempo.

Cuando damos pasos de fe, Dios nos respalda. A lo largo de mi vida he dado muchos pasos de fe: creí en el matrimonio, en mi país, en el poder de predicar Su Palabra todos los días y en ponerme a la brecha delante de Él por personas que no conozco. Han sido temporadas de muchísima bendición en las que he visto Su mano en todo momento, por lo que te animo a que des los pasos de fe que tengas que dar para acercarte más al cumplimiento de Sus promesas.

Hebreos 6:12 (RVR1960) dice: A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Los dos requisitos esenciales para recibir Sus promesas son fe y paciencia, pero también tenemos que vivir conforme a Su perfecta voluntad para obtener todo aquello que esperamos.

Si perdiste la confianza, ten por seguro que Dios puede ayudarte a recuperarla. Él nos ofrece la vida eterna, un plan divino y un perfecto caminar en el que hay victorias, recursos, alegría y grandes promesas, las cuales siguen vigentes por el nuevo pacto que existe en Cristo Jesús. Confía en Sus mandamientos y fija tu mirada y ser únicamente en Él.