El Señor nos ha enseñado que hay dos mandamientos con prioridad: amarlo a Él por sobre todas las cosas y amar al prójimo. Así que podemos decir que el amor es lo más importante en la vida cristiana y la amistad es una especial expresión de amor, afecto desinteresado, recíproco y mutuo.
En la Biblia leemos sobre muchas amistades, pero hay una que muy particular entre dos mujeres de la que podemos aprender. Me refiero a la amistad entre María y Elizabet, quienes compartieron la bendición de vivir experiencias sobrenaturales. El plan de Dios las unió, porque una fue madre de Juan el Bautista. y la otra fue madre del Salvador, tal como Isaías lo profetizó. Así que después del anuncio de tales noticias, tenían muchos secretos que compartir porque no podían hablar sobre ello con nadie más. ¿Tienes amigos a quienes puedes compartir tus secretos?
Seguro que ambas querían compartir semejantes acontecimientos. Habían recibido la visita del ángel y serían protagonistas de la historia de salvación, pero no podían desahogarse con nadie más que entre ellas. La Biblia nos cuenta que estuvieron juntas durante tres meses. Puedo imaginarlas haciendo planes y compartiendo sus sueños. ¡Tenían mucho que platicar! Y seguramente no se juntaron para criticar a los esposos o algo parecido, sino que hablaban sobre cómo manejar los acontecimientos que se avecinaban. En esos momentos, estaban unidas como íntimas amigas, como hermanas.
Elizabet fue buena amiga y fortaleció a María al recibir confirmación del Espíritu Santo porque le dijo: “Bienaventurada eres”. El Señor la usó para dar fuerza a María con esa confirmación. Ellas fueron como un equipo, se apoyaron, no hubo celos, competencia o envidia, sabían que lo depositado en su ser era sobrenatural, tenían conocimiento de Dios que, a su tiempo, compartieron con el resto del mundo. Así sucederá contigo. Él te usará para bendecir a tus amigos y familiares. Has recibido Palabra y la darás a conocer. Habrá un tiempo cuando serás receptor y acumularás conocimiento y amor, pero vendrá otro tiempo cuando lo compartirás con otros para dar fortaleza y confirmar todo lo bueno que el Señor quiere dar a Sus hijos.
Dios quiere intervenir en nuestra vida y en nuestras relaciones. Podemos hacerlo, de uno en uno, es posible compartir las promesas de bien que hemos recibido. Siempre que alguien te pida consejo, pídele al Señor que te guíe para compartir lo que realmente bendecirá la vida de esa persona. Si se lo pides, Él te respaldará y guiará, porque Su anhelo es darnos lo mejor.
Necesitamos relacionarnos, vivir unidos, apoyarnos. No podemos avanzar solos. Dios lo sabe por eso nos pide que nos amemos. Dale gracias por esa revelación, porque tienes la oportunidad de amar y ser amado, y porque Él es nuestro mejor amigo. Pídele: “Señor, ábreme las puertas para ser un verdadero amigo. Dame gracia para entablar buenas relaciones. Úsame para bendecir. Manifiéstate con poder para restaurarme como amigo fiel, discreto y sabio. Levanta a mi alrededor amigos genuinos y cierra puertas a las personas que pueden ser una mala influencia en mi vida”.