La fe es certeza de lo que se espera, fuerza acumulada, convicción moral y seguridad en lo que creemos. Como hijos de Dios debemos vivir por fe y hacerla evidente en acciones. Somos salvos por fe y sin ella no podemos agradar al Señor, pero solamente está completa si la evidenciamos con obras. Necesitamos obras porque en la tierra hay mucho por hacer, en el cielo ya todo está hecho.
Debemos producir obras que den testimonio de nuestra fe en el Dios vivo que es fiel. Podemos decir que somos creyentes, podemos recibir mucha Palabra, pero no somos verdaderos cristianos si nos encerramos con lo que tenemos y no compartimos lo que hemos recibido del Señor. Levántate como líder y como intercesor que pone en práctica su fe para que se manifieste en obras.
Necesitamos ejercitar nuestra fe en todo momento. Uno de mis hijos padecía de asma crónica y el doctor me advirtió que se le agudizaría si nos mudábamos a un lugar con clima más frío y húmedo. Estábamos a punto de cambiarnos de casa y por supuesto que no acepté lo que me dijo. En el momento que efectivamente empezó con la terrible tos, me senté junto a su cama y todo el día reprendí en el nombre de Jesús cada vez que él tosía. Al día siguiente descubrí que mi hijo estaba totalmente sano y nunca más ha padecido de los pulmones. Esta fue una de tantas señales que podemos obtener activando nuestra fe. Tú mismo puedes imponerte manos y reprender toda enfermedad, no esperes que otro lo hagan porque el espíritu del Señor también puede manifestarse a través tuyo.
El Señor nos prueba, así como lo hizo con Abraham que sería padre de generaciones. Lo mismo sucede con nosotros, nos pide lo que más queremos porque desea que demostremos nuestra confianza en Él que está en control de todo. Es celoso y quiere que lo amemos más que a todas las cosas, antes que cualquier deseo e interés, Él quiere ser nuestra prioridad.
Nunca dudes de la provisión de Dios, preséntale tus aflicciones, pídele que bendiga lo que anhelas, demuéstrale que has activado tu fe con las personas a tu alrededor y que estás dispuesto a pagar el precio por Su amor. La provisión sobrenatural del Señor vendrá en el momento que te abandones con confianza y le pidas que tome el control porque tú solo no puedes más.
Abraham fue obediente y tuvo fe, entregó lo que más amaba y lo recuperó. La fe te ayuda a obtener y recobrar tus posesiones. La sangre de Cristo y las obras son necesarias para alcanzar la plenitud en tu vida. Ocúpate de tu fe antes de criticar la de otros. Somete a prueba tu propia obra. Recuerda que la fe que no produce obras buenas no tiene ningún valor, es una fe inútil que está totalmente muerta. Pídele que te ayude a descubrir la diferencia entre obras buenas y malas para que tu fe crezca y produzca muchos frutos. La fe sin evidencias es estéril e imperfecta. Pídele al Señor que te ayude a tener fe y demostrarla con obras y no sólo con palabras. Confía en Sus promesas, ejercita tu fe, ponla a prueba y paga el precio por ella.