Las personas somos lo que hacemos tanto en la vida natural como en la espiritual. Es por ello que todas las palabras que salen de nuestra boca deben sustentarse en acciones, y es aquí donde la fe cobra un papel importante en la vida de todos los que creemos en el Señor, ya que sin ella es imposible agradarle.
En la iglesia que presido junto a mi esposo hemos trabajado arduamente para que la congregación ponga en práctica la fe. Durante mis años de trabajo y servicio he vivido experiencias muy fuertes que han probado mi fe. En una ocasión tuve que orar por dos personas en estado crítico de salud y en ese momento el Señor me dio una fe que sobrepasaba todo entendimiento, justamente lo que desea darles a todos Sus hijos.
Al igual que el amor, el gozo, la paz, la mansedumbre, la templanza y la benignidad, la fe es un fruto del Espíritu Santo. Cada ser humano tiene una diferente medida de fe, por lo que es vital que la fortalezcamos y que la pongamos en práctica día a día, sobre todo si necesitamos un milagro.
Hace varios años, cuando mi abuelita estaba en coma, me acerqué a ella y le susurré al oído que debía entregar su alma al Señor para ser salva. Luego de que falleció, por más de un año y medio, en oración pedí alguna señal como muestra de que me había escuchado y que estaba en el cielo, y el Señor me la dio a través de un sueño y de la Palabra. Su confirmación me llenó de paz y entendí que ante una situación crítica debemos actuar con autoridad y fe para ver milagros y prodigios.
Todas las personas necesitamos fe viva que nos ayude a encontrar evidencias de la presencia y el respaldo del Señor. Como Sus hijas, simple y sencillamente no podemos quedarnos pasivas sin hablar o buscar la oportunidad de bendecir a otros, por esa razón debemos activar, trabajar, mover y compartir la fe.
La fórmula para que nuestra fe crezca y sea útil es ponerla al servicio de los demás. Así que, si sientes que tu fe está estancada, quizá debas ponerla en obras y en acción para que se reactive y multiplique. Es normal que en algún momento la fe llegue a un punto crítico porque es una de las formas en las que el Señor nos prueba para luego proveernos.
Asimismo, la fe puede traer salvación, puesto que el consumador de ella es Jesucristo, quien nos ha dado el regalo más valioso de todos. Es un buen momento para que le pidas que te ayude a aumentar tu fe, la cual ha depositado en nosotros para que la hagamos funcionar. Asume una actitud responsable ante ella y compártela con las personas que te rodean, ¡no te la guardes!
No permitas que tu fe muera, por el contrario, glorifica al Señor con tus acciones y palabras en todo momento.