Vivir la fe

Vivir la fe

La fe sin obras es muerta, es por ello que, como creyentes necesitamos tener una fe activa que nos ayude a encontrar evidencias de la presencia de Dios y Su respaldo. Cuando reconocemos que Él está vivo, no podemos quedarnos pasivos sin hablar o buscar la oportunidad de bendecir a alguien más para que Su nombre sea glorificado en todo momento. Nunca es tarde para que actives, muevas y compartas tu fe para que crezca cada día más.

Constantemente escuchamos a personas decir que las palabras se las lleva el viento y justamente así sucede también en la espiritualidad. A lo largo de mi vida he aprendido que de nada sirve que digamos que somos fieles a Dios si nuestras acciones no lo demuestran. Es nuestro deber dar testimonio de que Él está vivo y que es real, ya que de esta forma provocamos algo para que Su nombre y enseñanzas lleguen a muchas más personas y naciones.

Si deseamos que nuestra fe crezca y sea útil debemos ponerla al servicio de los demás. Es decir, si sentimos que nuestra fe desvanece o se estanca, seguramente es porque la tenemos guardada y no la compartimos con quienes nos rodean o con quienes Dios pone en nuestros corazones hacerlo. Te animo a que, a partir de ahora, la pongas en obras y en acción para que comience a multiplicarse.

Es realmente increíble lo que podemos lograr a través de nuestra fe. Me consuela muchísimo saber que nos trae salvación y que por medio de ella podemos ver prodigios. La Biblia nos enseña muchos ejemplos al respecto, pero uno que siempre me impresiona es el de María Magdalena, quien creyó con fe activa que Jesús podía perdonar sus pecados, otorgarle la salvación y hacerla una mujer nueva, por lo que así fue.

Recuerda siempre que el consumador de la fe es Jesucristo, quien nos ama incondicionalmente. Este es un buen momento para que vivas la fe activa que Él desea que tengamos, para interceder por tu familia, por tu iglesia y por tu nación, porque Él ya nos prometió que seremos salvos. Si quieres ver grandes milagros, como la sanidad de los enfermos y la conversión de los pecadores, entre otros, necesitas de Su unción que llena de fe.

Pídele a nuestro amado Dios que te use para ser un instrumento de Su gran amor y que tu fe se mantenga viva para Su gloria y honra.  Cree que las evidencias de la fe están en tus manos y corazón, y que Él te da la autoridad para que compartas tu testimonio. ¡Bendiciones!