Los últimos dos años han sido muy difíciles para millones de personas alrededor del mundo. Sin ir tan lejos, mi esposo y yo ya nos contagiamos dos veces de COVID-19 y, aunque gracias a Dios en este momento estoy bien de salud, durante la enfermedad la pasé mal. Algunas personas de mi núcleo familiar también sufrieron a causa de este virus. Pero a pesar de las dificultades que la pandemia ha ocasionado, Dios nos dio la capacidad de adaptarnos.
Cada generación de la humanidad ha pasado por momentos buenos y malos: tiempos de guerra y de paz; de recesión y de bonanza; de empleo y de desempleo; y tiempos de abrazos y de mantenernos aislados. De cualquier forma, debemos comprender que hay situaciones en la vida que sencillamente no elegimos y que siempre tendremos que adaptarnos al tiempo que nos toque, sea bueno o malo.
Por ejemplo, ni una sola persona elige nacer en la familia o en el país que nace. Hay quienes incluso han estudiado carreras o se han desempeñado en industrias que no escogieron, pero por alguna razón sucedió. Lo que quiero decir es que hay muchas cosas que no pedimos, que simplemente llegan y, aunque no estemos de acuerdo con ello, si tomamos una actitud correcta para vivir y aprovechar todo lo que se presente, con seguridad mejorará nuestro sentir.
La Biblia nos enseña que Noemí, la suegra de Rut, no eligió quedar viuda y sola con sus nueras, pero sí eligió la actitud negativa con la que, incluso, quiso cambiarse de nombre. De sus nueras, solo Rut decidió permanecer a su lado. Debió ser tan duro para ambas no perder la actitud para vivir, sin embargo, Dios no las dejó desamparadas y con la llegada de Booz a sus vidas bendijo la actitud de Rut de permanecer al lado de Noemí a pesar de la adversidad. ¡Vivamos con una misma actitud y con la confianza, recordando que nada puede separarnos del inmenso amor del Señor!
Otro ejemplo es el de Pablo, quien se llegó a sentir abandonado por sus ovejas sin razón alguna. En ocasiones podremos sentirnos igual cuando esperamos un mensaje, una llamada telefónica o una visita que no llega, pero nunca sabremos si ese silencio se deba a que la otra persona sea la que necesite un mensaje, una llamada o una visita de nuestra parte. Todo depende de la forma en que lo interpretemos.
En un buen momento para que busques sabiduría de parte de Dios. Esto te ayudará a dejar atrás lo que aún te atormenta y a extenderte hacia un futuro mejor. Recuerda que la diferencia entre vivir bien y mal está en la actitud, así que llénate de nuevas esperanzas y apodérate de una excelente actitud que tome como base la fe.