Siempre admiré a las personas que escriben y que viven de este oficio, pero ahora que ya tuve la experiencia de escribir el mío, las admiro aún más.
No es fácil plasmar ideas y pensamientos en una hoja de papel o en la computadora dándoles un orden y una coherencia. Desde finales de 2020 hasta mediados de este año pasé muchas horas sentada frente a la computadora escribiendo, pero además tomé infinidad de notas en mi cuaderno, desempolvé y releí libros de mi juventud, consulté a psicólogos y otros especialistas en el tema de la identidad, revisé y releí muchas veces mis notas y mis borradores, llevé largas sesiones de trabajo con mi editor, entrevisté a personas que me brindaron su valioso testimonio, elegí entre diferentes diseños de portada, compartí algunos capítulos a diferentes personas para que me hicieran sugerencias… ¡Todo esto y mucho más conlleva publicar un libro!
Ahora entiendo un poco más por qué mi esposo tardó más de diez años en publicar No es por vista, un libro que desde hacía mucho tiempo tenía prácticamente escrito. Y es que no solo se trata de sentarse a escribir, sino de estar presente en todo el proceso que conlleva la publicación de una obra editorial. Sin embargo, ahora que ya tuve la experiencia puedo decirte que no la cambiaría por nada y que fue muy enriquecedora para mí.
¿Que si lo volvería a hacer? ¡Por supuesto que sí! Hay tantos temas de los que me gustaría compartirte, pero no siempre caben en una entrada de blog como esta: es ahí donde entra la utilidad de un libro.
Por ahora solo me queda agradecer a Dios por haberme dado esta hermosa experiencia, a mi familia por apoyarme en todo lo que emprendo y a las personas que me ayudaron durante este proceso.
Mi libro Mírate bonita, mírate feliz estará en librerías a partir de noviembre, pero Amazon ya lo tiene disponible en preventa para Kindle y puedes adquirirlo aquí.