¿Sabías que existe un día dedicado a celebrar la felicidad? En 2012, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas decretó el 20 de marzo como el Día internacional de la felicidad para reconocer su relevancia y la del bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos.
La felicidad desempeña un papel fundamental en la vida de las personas, no obstante, muchas veces la saboteamos al poner infinidad de excusas para mantener una actitud de frustración, decepción e infelicidad. Constantemente anteponemos las situaciones malas de la vida, lo cual no nos permite escoger la felicidad por sobre todas las cosas porque nos cerramos a que “todo es malo” cuando en realidad no lo es. Todos enfrentamos situaciones difíciles, por supuesto que algunas lo son más que otras, pero debemos aprender a sobreponernos para continuar.
Puede ser que en este momento estés atravesando alguna crisis económica, que estés sufriendo por la pérdida de un ser querido o batallando en contra de alguna enfermedad, pero comprende que eso es parte del diario vivir. Ser feliz es una decisión que nos toca tomar día a día, así que este es un buen momento para dejar ir los sentimientos negativos que te han alejado de la felicidad que mereces y, por el contrario, enfocarte hasta en los más pequeños detalles que lo cambian y mejoran todo.
Hace muchos años, cuando todavía era soltera, asesinaron a uno de mis hermanos. En esa época, además del dolor de perder a un ser querido, mis padres atravesaban una posible separación y la economía familiar no estaba del todo bien. Fueron momentos difíciles que me tocó vivir a corta edad, sin embargo, decidí poner mi vida entera en las manos del Señor para encontrar la felicidad a pesar de las circunstancias. Aunque no fue fácil, aprendí y me desarrollé como mujer para luego sentirme plena.
Como seres humanos cometemos el error de pensar que algo o alguien tiene el poder de darnos la felicidad, ya que constantemente escuchamos a personas decir que cuando logren obtener tal cosa serán felices. Lo cierto es que cuando decidimos ser felices no esperamos tener nada más de lo que ya tenemos, simple y sencillamente decidimos serlo. En otras palabras, cuando nos regocijamos y encontramos paz a pesar de las dificultades, tenemos felicidad.
Si algo te está atormentando en este preciso momento, no le des más cabida. Enfócate en cualquier acción, ya sea pequeña o grande, que te cause felicidad. Por ejemplo, a mí me encanta y me alegra muchísimo compartir con mis nietos, ya que nada se compara al sentimiento de verlos crecer. Además de buscar al Señor día y noche, también me hace feliz algo tan simple como hacer ejercicio o como cocinar.
Recuerda que la felicidad es una elección. Lo que no debes permitir es que se vea amenazada por falta de algo o de alguien. Tu fe debe administrar tus emociones en todo momento, así que declara que eres y serás feliz siempre, y jamás olvides agradecerle al Señor por lo cotidiano: la vida, el alimento, las oportunidades, el trabajo y la familia.