En el 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 10 de octubre de cada año como el Día Mundial de la Salud Mental para crear consciencia sobre el tema, el cual es verdaderamente importante. ¿Por qué? Es una necesidad que incluye el bienestar emocional, psicológico y social de una persona, y que determina cómo maneja el estrés, cómo se relaciona con otros y la forma en la que toma decisiones, entre otros aspectos.
Cuando alguien tiene problemas de salud mental no es consciente de sus propias capacidades. No puede afrontar las tensiones del diario vivir y no es productivo ni fructífero, por lo que es normal que se sienta aislado, frustrado y abrumado. El problema es que cuando no se trata se ven afectadas todas las áreas de la vida, incluso la forma de pensar, sentir y actuar.
Por supuesto que la salud mental se ve afectada por las situaciones difíciles que como seres humanos nos toca vivir. El sufrimiento es inevitable, pero debemos aprender a controlar nuestras emociones y tratar de mantenernos estables mentalmente, ya que cuando no lo logramos nos llenamos de amargura y se desencadenan enfermedades terribles como la depresión o la ansiedad.
Para vivir en paz a pesar de las adversidades es esencial tener un corazón saludable y una estructura interna sana. Que las presiones no afecten tu interior porque te pueden convertir en la persona que nunca quisiste ser. Es difícil, pero no es imposible. Podrá caer una tormenta sobre el tejado de tu casa, pero no permitas que se oxide lo que hay dentro, pues no vale la pena perder ni una sola de tus virtudes por culpa de las presiones.
Algunas prácticas sencillas y efectivas que puedes realizar para cuidar tu salud mental son: hacer ejercicio de forma frecuente, ocupar el tiempo libre en actividades agradables, mantener el equilibrio entre trabajo y descanso, participar en actividades sociales saludables, expresar libremente lo que sientes y escuchar y respetar las ideas de los demás. Si sientes que internamente no estás bien, confía en el Señor, pide ayuda y orientación de un profesional. ¡No estás sola!
Es importante que además protejas tu corazón porque de él mana la vida. Podrás sufrir, pero no te amargues. No guardes rencor en contra de nadie, ni siquiera contra quienes te han hecho daño. Por ejemplo, si pasaste por un divorcio y/o tu pareja se marchó, que se vaya también la amargura; si un ser querido muere, que tu corazón siga contigo y no se muera con él. De esa manera tu estructura interna será fuerte.
El camino para ser fortalecido normalmente está lleno de padecimientos. Tener aflicciones no nos hace santas o mejores personas, pero nos abre la puerta al consuelo que solo Dios puede dar. No pongas tu mirada en las aflicciones, sino en la gloria venidera, porque nuestro Padre es nuestro consuelo y restaurador. ¡Declaro sanidad mental para tu vida!