Desde hace algunos años la humanidad ha tenido que atravesar temporadas muy difíciles: enfermedad, muerte y mucho dolor han golpeado la puerta de los hogares de millones de personas, lo que además ha traído tristeza, frustración, confusión y desilusión a cada uno. Sentimientos tan negativos como esos provocan que miles se alejen de Dios o que dejen de creer en Su inmenso poder.
Seguramente has llegado a pensar que, si Dios verdaderamente existe, ¿cómo es posible que sucedan tantas cosas malas? La realidad es que, así como existe el mal, también existe el bien; y nuestro Dios no es quien provoca el mal, pero permite que suceda porque se manifiesta en medio de él para demostrarnos que nos ama, nos protege y desea lo mejor para nosotros. Es por ello que siempre nos extiende Su mano y envía a Sus ángeles para que cuiden cada paso que damos.
En este mes en el que buscamos mucho más la paz, la felicidad y la esperanza, si eres una de esas personas que por algún motivo se alejó de Dios, te animo a que vuelvas a Él. Si ya lo conociste sabrás que Su amor es inagotable y que Sus misericordias son nuevas cada mañana. Él perdona todos nuestros pecados si rogamos por Su perdón de todo corazón, así que date la oportunidad de volver a empezar a tener una relación única y especial con Él.
Quizá en este preciso momento te encuentres en un lugar vacío y no sepas cómo volver a Dios, pero no importa: recuerda que Él nos ama y nada de lo que hayamos hecho puede separarnos de Su inmenso amor porque es bondadoso y compasivo. Aunque te hayas alejado y hayas puesto por encima de Él otras cosas, posiblemente no las mejores. Él anhela que vuelvas a Sus brazos para quitarte esa carga pesada que no te ha permitido avanzar.
Alejarnos de Dios también implica decrecer la fe. En este mundo en el que abunda el pecado y la tragedia, aunque seamos creyentes y Sus Hijos, por supuesto que no estamos exentos a sufrir. Todos, en algún momento, hemos perdido a un ser querido o un trabajo, o hemos sufrido por alguna enfermedad o por el divorcio de nuestros padres, por ejemplo. Por supuesto que es difícil, sin embargo, debes tener la seguridad de que Dios siempre tiene el control, por lo que debemos aferrarnos a Él en todo tiempo.
En estos últimos días del año busca ejercer tu fe y confía en Dios para que diciembre sea un mes lleno de esperanza, paz y amor. Cuando te encuentres en medio de la tormenta, ten la certeza de que Él peleará la batalla por ti. Cree que pronto llegarás a destinos que considerabas inalcanzables y que tu confianza en el Señor te ayudará a ser la mejor versión de ti misma.