La Biblia nos enseña que, de la abundancia del corazón, habla la boca. ¿Cómo está tu corazón? ¿Qué guardas dentro de él? Si consideras que en este momento está dañado por distintas circunstancias, es importante que tengas claro que, aunque el Señor redime todos los corazones y orienta nuestro caminar, el cambio dependerá únicamente de ti y de las ganas que tengas de limpiar todo aquello que esté manchado.
Debemos entender que el crecimiento espiritual y material depende de lo que guardamos en el corazón y se refleja en nuestra forma de actuar, por lo que si no crecemos más es porque algo no está bien dentro de nosotros. Analiza tu interior y busca la presencia de Dios para que puedas llenarte de Sus promesas y de Su amor, y para que después puedas compartir toda esa bendición con quienes te rodean.
El corazón es como una caja fuerte en la que se guarda solo lo más preciado y valioso, por lo que es fundamental que lo protejas y que lo llenes de cosas buenas y positivas. Mi esposo siempre ha dicho que la vida no se mide por años, sino por logros, pero para alcanzar todo lo que nos proponemos necesitamos tener un corazón dispuesto y abierto al Señor.
Te aseguro que solo cuando logres eliminar lo que te corrompe encontrarás y usarás la herencia espiritual que estaba siendo ocultada por lo malo. De la misma forma, como tu herencia genética te ha dado rasgos físicos, tu herencia sobrenatural fundamenta las maravillas de Dios. Búscala en tu interior y cultívala, rodeándote de las personas adecuadas que te ayuden a fructificarla.
Yo ya recibí la herencia de la consolación, del perdón y de la salvación, además de la sanidad y la bendición de tener un esposo amoroso y fuerte con quien he construido un sólido matrimonio que ha puesto al Señor en el centro. Estoy segura de que todas las personas tenemos testimonios de lo que Él ha hecho en nuestro corazón y en nuestra vida en general.
Para lograr justicia, paz y gozo —que son frutos de un corazón sano y limpio— debes ser constante en tu aproximación con el Señor. Si crees que tu corazón no está limpio, este es un buen momento para que le pidas que saque a luz lo bueno que tienes dentro y para que te ayude a eliminar de raíz todo lo que pueda podrir tus sentimientos. Ten por seguro que el Espíritu Santo te ayudará a hacerlo si le pides restauración, así que acércate al Señor: Él te limpiará de toda impureza y te convertirá en una persona capaz de agradecerle y adorarle.
Oro para que tus pensamientos sean renovados y para que seas luz en medio de las tinieblas. ¡El Señor obrará en tu vida si se lo permites!