Todos los creyentes en Jesucristo anhelamos la vida después de la muerte; sin embargo, Dios anhela que vivamos bien y que experimentemos la restauración en la Tierra. La Biblia nos enseña que nuestro creador es un Dios de orden que le provee a las personas lo que necesitan en su diario vivir y que los seres humanos, en ocasiones, no sabemos cuidar la abundancia que Él nos da.
Es importante que entendamos que todo cuanto tenemos lo hemos recibido por gracia. Sin duda servimos a un Dios generoso que promete proveernos para suplir nuestras necesidades diarias, ya que se deleita cada vez que nos provee porque somos de suma importancia para Él. Lo único que nos pide a cambio es que le busquemos en la intimidad, que le dediquemos momentos de nuestros días y que confiemos única y plenamente en Él.
A lo largo de mi vida espiritual he aprendido que cuando le rendimos el control de todo y le ofrecemos todo lo que somos, Él nos da sobreabundantemente. Dios anhela ser lo primero y lo más importante en cada área de nuestra vida, incluyendo la financiera; es por ello que a través de Su Palabra nos invita a ofrendar y diezmar el diez por ciento de nuestros ingresos.
Debemos entender que el diezmo no se trata de lo que Dios quiere de nosotros, sino de lo que quiere para nosotros. Cuando vivimos alineados a Su voluntad, Él es fiel para bendecirnos. Por medio del profeta Malaquías nos dice que cuando ofrendamos y diezmamos, Él nos abrirá las ventanas de los cielos y derramará sobre nosotros bendiciones que sobreabundarán. Sin duda nuestro Dios ha sido, es y será siempre fiel.
Hay personas que suelen prescindir de Dios cuando humanamente piensan y creen que pueden alcanzar las riquezas que deseen con sus propias fuerzas, pero no es así. Dios nunca ha visto de mala forma que Sus hijos deseemos tener más, siempre y cuando seamos obedientes y confiemos plenamente en Él. Te animo a que de ahora en adelante ya no deposites tu confianza en lo que ya tienes, sino que en todo lo que Él aún puede darte, porque de esa forma alejarás la codicia de tu corazón.
Desconozco las necesidades que tienes en este preciso momento, pero oro para que el Señor supla cada una de ellas según tu nivel de confianza en Él. Nunca olvides que Él se alegra cada vez que nos provee, así que esfuérzate en ser generoso en sembrar en Su reino para cosechar sobreabundantemente. Las promesas de Dios son eternas, así que usa tu fe para creer por más y mejor. ¡Que Dios te bendiga!