Todas, en alguno o varios momentos, hemos tenido que enfrentar conversaciones incómodas. En lo personal a veces quisiera evitarlas, pero he aprendido que hacer como que no pasa nada es peor, pues la probabilidad de que aumente el enojo y la frustración es mayor. Cualquier situación que se presente en el día a día puede arreglarse tranquilamente cuando utilizamos palabras blandas.
Este año en el que la mayoría de las personas de todo el mundo hemos permanecido más tiempo en casa con la familia o con quienes viven en ella, quizá es cuando más pláticas incómodas hemos tenido que afrontar. Hay muchas situaciones que definitivamente se deben hablar para encontrar una solución, pero hay otras que se deben evitar. Por ejemplo, como esposas y madres sabemos muy bien cómo reaccionaría nuestro esposo e hijos ante determinada situación, lo cual debemos utilizar a favor y no en contra.
Siempre le pido a Dios que me colme de sabiduría para saber cuándo hablar y cuándo callar, ya que a veces los sentimientos negativos hacen que digamos cosas sin pensar y que solo empeoran el ambiente. Tanto las palabras como los silencios están relacionados con nuestros pensamientos, pero más profundamente con nuestro corazón. Incluso las Escrituras, a través de Proverbios, nos enseñan que somos lo que pensamos.
Una de las estrategias más eficientes de la comunicación interpersonal, sobre todo en el hogar, consiste en comenzar cualquier conversación con palabras de afirmación que recalquen lo bueno de la otra persona. Luego, tras haber abierto una burbuja de asertividad en la que aprecias y agradeces lo positivo, puedes sacar a flote las palabras que suelen ser incómodas, pero que necesitan decirse. Te aseguro que de esta forma alejarás de tu vida cualquier posible confrontación.
Si sientes que la relación que llevas con las personas más cercanas a ti no ha estado en buenos términos es momento de realizar cambios positivos. Ya no evites las situaciones incómodas por miedo a herir o salir herida y ya no asumas lo que los otros pueden sentir, pensar o creer. Para lograr una comunicación asertiva es vital que sobresalgan el respeto y el amor siempre.
Para que nuestras relaciones más cercanas sean sanas, honestas, fuertes y duraderas es importante aprender a dialogar pacíficamente. Somos millones de personas las que conformamos el planeta Tierra, por lo que existen millones de ideas y pensamientos diferentes que debemos respetar aunque no estemos de acuerdo.
Sé empática, ponte en los zapatos de las demás personas, respeta los distintos puntos de vista y acostúmbrate a empezar una conversación con palabras blandas y de afirmación. ¡No hay nada más agradable que vivir en paz con quienes nos rodean!