La Palabra nos relata milagros sorprendentes que demuestran que somos hijos de un Dios todopoderoso que se ocupa de hasta el más mínimo detalle. Desde los inicios de Casa de Dios —la iglesia que lidero con mi esposo–, he visto grandes milagros de todo tipo, tanto en mi vida como en la de familiares, amigos, conocidos y hasta en desconocidos, que me han enseñado que todo es posible para el que cree y que la fe en Su inmenso poder mueve montañas.
He aprendido que es muy importante que nos congreguemos en una iglesia. Conozco a personas que, por distintos motivos, prefieren no asistir a una, pero la Biblia nos enseña que, en ese lugar, en donde en comunión se busca la presencia del Señor, es en donde más milagros ocurren. Asimismo, como seres humanos, a veces nos equivocamos en lo que pedimos, por lo que, lo que tanto anhelamos no ocurre. La realidad es que debemos pedir, con plena confianza lo que verdaderamente necesitamos.
Las Escrituras también nos enseñan que toda palabra dicha por Dios, tarde o temprano, ha sido cumplida. Es por lo que debemos tener la seguridad de que todo lo que ya te prometió sucederá, y que veremos milagros acontecer porque Él es fiel en todo momento. Oro para que Su inmensa luz ilumine tu camino y para que te llene la sabiduría necesaria para interceder por tu vida, y la de quienes te rodean.
Quizá, en este preciso momento, estés desesperado porque por más que le pidas, no recibes el milagro que esperas. Sin embargo, te animo a que no dejes de creer con fe activa y a que clames por la gracia y sabiduría para que obtengas lo que te conviene. Jesús da vida a lo que está muerto y vida en abundancia a lo que ya tiene vida. Como seres humanos, solemos dejar que el ladrón gane y concluimos que, lo que perdimos ya no se puede recuperar, pero Él requiere que nos levantemos para iniciar el camino hacia el milagro.
En ocasiones, sin darnos cuenta, nos encontramos con personas que prefieren enfocarse en las circunstancias en lugar de creer por un milagro. Si este es tu caso, te animo a que siempre procures estar en un entorno en el que, quienes te rodean, crean en lo que Él dice. Este es un buen momento para que recuperes tu fe si la perdiste y celebres el milagro que pronto recibirás.
Jesucristo desea manifestarse en tu vida y liberarte del cautiverio que estás viviendo, así que no dejes de pedirle por tu milagro. Su sangre poderosa, que fue derramada en la cruz del Calvario por amor a nosotros, nos abre las puertas a los milagros celestiales, así que utiliza los dones que Él te dio y enfócate en desarrollar cada una de las habilidades que posees porque te fueron dadas con un enorme propósito. ¡Bendiciones!