¿Alguna vez comiste doce uvas y pediste un deseo por cada una a las 12:00 a.m. del 1 de enero? Durante años esta ha sido una de las tradiciones latinoamericanas más extendidas en las mesas familiares para recibir el Año Nuevo en señal de prosperidad y buen augurio, pues simbolizan los doce meses del año. A pesar de ser un tanto supersticiosa, es una buena práctica que nos ayuda a sacar a flote los anhelos de nuestro corazón y que nos aterriza a proyectar metas y objetivos.
Al iniciar una nueva temporada nos llenamos de ilusión de que todo puede mejorar, y es ahí cuando la mayoría de las personas se plantean metas como perder peso, viajar, conseguir un nuevo trabajo, dejar algún vicio o adquirir objetos materiales, entre otros, pero se olvidan de establecer objetivos espirituales. Estos son vitales para alimentar nuestra comunión con Dios, quien nos da la sabiduría y fuerzas necesarias para afrontar las adversidades que puedan presentarse a lo largo del año.
Antes de que finalice esta semana tómate unos minutos para escribir todas las metas espirituales que deseas cumplir en los próximos meses. Dios nos ha dado la capacidad de acercarnos a Él para pedirle de Su conocimiento y sabiduría, pues como Sus hijas necesitamos que nos muestre el camino correcto para tomar decisiones acertadas.
Cree y confía en que todas las decisiones que tomarás en este 2021 serán de bien y no de mal para tu vida. Una de las prácticas espirituales más eficaces para crecer en fe es buscar al Señor en oración día y noche, así como lo hizo Ana, la madre del profeta Samuel. Es cuestión de compromiso. Así como nos comprometemos a cumplir con nuestras atribuciones laborales o a asistir a distintas actividades con la familia y amigos también podemos comprometernos a ser mejores cristianas.
El 2020 me enseñó más que ningún otro año el valor de la cercanía, ya que debido a la pandemia y el confinamiento tanto yo como miles de personas alrededor del mundo tuvimos que mantener el distanciamiento social, evitar las reuniones presenciales laborales, familiares y con amigos, y los abrazos que tanto me gustan dar. Tuvimos que apelar a la tecnología para mantenernos presentes en los eventos importantes que se presentaron, tal como el Señor lo hace con Sus Hijos, pues siempre busca la manera de estar presente en nuestras vidas y nos atiende a todos por igual.
Dios está contigo y anhela ser parte de tu vida y de todas las decisiones que tendrás que tomar en los próximos 359 días, así que pídele que te acompañe en tu caminar y que renueve tu forma de pensar. Cuando te sientas perdida o estancada ora porque solo en oración sabrás cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad del Padre.
Estoy segura de que este año recibirás mucho más de lo que crees y serás transformada por el poder y el amor de Dios porque tu vida tiene propósito.