Varias de las palabras que escuchamos a lo largo de nuestras vidas se quedan en nuestras memorias por mucho tiempo, tanto que en algunas ocasiones pueden influenciarnos para actuar bien o mal. Por ejemplo, cuando suceden crisis de cualquier índole y nos centramos en escuchar a personas fatalistas, seguramente pensaremos y hablaremos de la misma manera. Por lo cual, en todo momento es muy importante que, cuidemos lo que escuchamos y que afinemos nuestros oídos para oír con la fe la voz del Señor.
Si queremos renovar nuestra forma de pensar, es fundamental que le prestemos atención a todo lo que escuchamos a lo largo de cada día y que dejemos de enfocarnos en las palabras que el mundo nos dice, las cuales no están alineadas a la Biblia. Por el contrario, seamos intencionales en escuchar lo que Él desea decirnos, ya que, cuando disponemos nuestros corazones a Él, a lo bueno y a lo positivo, siempre obtendremos las mejores respuestas.
Como creyentes, debemos amar al Señor con todo lo que somos, incluyendo nuestras mentes porque de esa forma nuestros pensamientos son renovados, acorde a Su Palabra. Es muy lindo saber que, a pesar de nuestras imperfecciones y pecados, Él puede convertir nuestras ideas en bendiciones, pero si diariamente tenemos más pensamientos negativos que positivos, sin duda alguna, los resultados serán desfavorables.
Es importante entender que los pensamientos son tan poderosos que tienen la capacidad de gobernarnos. Un ejemplo de ello es que, sin darnos cuenta o sin quererlo, durante el día solemos dedicarle mucho más tiempo a pensar que a orar. Como seres humanos, tomamos decisiones a diario y si no sabemos cómo pensar, no obraremos bien y lo que tenemos en mente nos estorbará para recibir lo que el Señor ya prometió darnos.
Te animo a que, en este momento en el que estamos cerca de terminar un año más, cambies tu mentalidad. Tenemos que aprender a controlar nuestros pensamientos negativos, hacerlos a un lado en los momentos críticos y no dejar que nos corrompan, porque al hacerlo, todo a nuestro alrededor nos parecerá molesto y negativo. ¿Conoces a alguien a quien todo le cae mal o le parece insuficiente? Es triste, pero considero que casi todos conocemos a personas así, quienes se dejaron corromper por sus pensamientos, por lo que perdieron la batalla de su mente. Esforcémonos por no caer en lo mismo.
Cuando nuestra mente se contamina, solemos enfocarnos únicamente en lo malo y en que todos se equivocan, excepto nosotros. Para ganar la batalla de nuestras mentes, necesitamos la espada de la Palabra del Señor, pues es la única herramienta que nos ayudará a derrotar la altivez y contaminación. El escudo de la fe es la armadura que nos protegerá de todas las malas palabras e ideas. ¡Que Dios te bendiga y renueve tu mente en todo momento!