¿Alguna vez has escuchado la frase del arquitecto Le Cobrusier suizo “menos es más”? Aunque originalmente él se refirió a la arquitectura, en la actualidad es una cita que se utiliza de forma genérica en el mundo de las artes y el diseño, y hasta en la vida misma. He escuchado a muchos conferencistas, grandes personalidades y también a conocidos hablar de ella como una forma de vivir.
La frase se refiere también a uno de los lemas del estilo o movimiento artístico conocido como minimalismo. De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), el minimalismo es la “corriente artística contemporánea que juega con elementos limitados” y una “tendencia estética e intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo”. Estas definiciones justamente pueden aplicarse al diario vivir como una forma de existir.
“Menos es más” significa que muchas veces, tener menos cosas materiales o llevar a cabo menos actividades puede ser mejor que poseer o hacer más, y que no es necesario tener tanto para ser feliz y sentirnos plenos. Esta frase, sin duda alguna, puede aplicarse a varios aspectos de la vida: posesiones materiales, relaciones matrimoniales, de noviazgo o amistad, responsabilidades, y experiencias, entre muchos otros.
Para mí, esta corta pero bella cita, es una clara invitación a que simplifiquemos nuestras vidas y que nos centremos en lo que es más importante, pues al hacerlo encontraremos felicidad, paz y satisfacción. Con el paso del tiempo he aprendido que no necesito tanto para vivir en bienestar y que, sin Dios, quien nos creó a Su imagen y semejanza y nos ama tal como somos, no somos absolutamente nada.
Todos los días de mi vida me siento muy agradecida y bendecida por las bendiciones que Dios me da todos, tales como despertar, respirar, comer, trabajar y tener a mi amada familia y amigos cercanos a mí lado, entre muchísimas otras. Esto me ha ayudado a enfocarme en lo fundamental de la vida para no desear más de lo que necesito y a encontrar un equilibrio que me funcione y me permita ser feliz en todas las etapas que nos toca atravesar como seres humanos.
Hay personas que, para vivir de forma más simple aplicando el “menos es más”, suelen deshacerse de cosas que no utilizan o que no les aportan nada; priorizar las relaciones que les causan felicidad y satisfacción; elegir actividades que verdaderamente las apasionan y las hacer sentir bien; y fijar objetivos claros y alcanzables. Si a ti te funciona alguno de estos ejemplos, aplícalo, tomando en cuenta que todos somos diferentes y tenemos necesidades distintas.
Te animo a que vivas el “menos es más” en tu espiritualidad, de forma que tu enfoque principal esté única y exclusivamente en Dios y en Su perfecta voluntad, la cual es buena, agradable y perfecta, y no en las cosas materiales o mundanas. ¡Que Dios te bendiga!