La palabra “gracias” es corta, pero verdaderamente poderosa por todo lo que implica, sobre todo en nuestra relación con Dios y con las personas. Cuando alguien vive agradecido es fácil distinguirlo porque en su vida reina la paz de Dios. Son las pequeñas acciones de agradecimiento las que nos hacen ser mejores personas.
Ser agradecido es una virtud indispensable en la vida de todo ser humano. No es lo mismo estar agradecido que serlo. Puedes estar muy feliz porque tienes techo, comida, ropa, familia, salud, trabajo, salario y vacaciones, pero si no expresas gratitud te conviertes en una persona malagradecida. En otras palabras, el “estar” te define y se transforma en “ser”, pero existe una gran diferencia entre uno y el otro. Por ejemplo, podemos decir que somos trabajadores si lo demostramos, de lo contrario, solamente estamos ocupando un puesto de trabajo.
Para decir que somos agradecidos debemos expresar agradecimiento siempre que podamos, pues de lo contrario ese sentimiento se queda guardado sin cumplir su función de exaltar y bendecir a quienes nos hacen bien. Asimismo, el agradecimiento se debe notar no solo en nuestras palabras, sino también en nuestro gozo por Dios y por la vida en general.
Si somos agradecidos con Dios, también debemos serlo con las personas. Esto es algo que en ocasiones suele costarnos, pero nos trae muchos beneficios. Con los dones que Dios nos dio podemos expresar agradecimiento ya que Él nos los otorgó para edificar a otros a través de lo que hacemos. De igual forma, cuando agradezcas por algo procura que tu mensaje se entienda. La Palabra dice que hasta en otras lenguas el espíritu es agradecido y desea darse a entender.
La mente, las emociones y el cuerpo se benefician cuando somos agradecidos porque aprendemos a ver y a esperar lo bueno y nos percibimos como personas con abundante bendición. Es importante entender que un ser bendecido no se afana, sino que ora y con regocijo da gracias por lo que sabe que Dios hará. La gratitud es una expresión de fe que trae paz al corazón.
Me siento completamente agradecida con Dios por darme salud, un hogar, una familia maravillosa que le sirve, por los buenos amigos que ha puesto en mi camino, por la iglesia que presido junto a mi esposo y por mi bella Guatemala, entre muchas otras cosas. Cada día al despertar me encanta agradecerle hasta por el sol y el cielo que nos iluminan los días.
Y tú, ¿por qué y por quiénes tienes que agradecer? ¿Cuándo tu agradecimiento pasará de la palabra “gracias” a la acción concreta? Nunca dejes de agradecer y recibe todas las bendiciones que solo trae la genuina gratitud. Recuerda que las personas agradecidas duplican las bendiciones que reciben.