¿Cuál es tu mayor temor? La respuesta de muchísimas personas a esa pregunta suele ser: la muerte. Conversar sobre el fin de la vida es un tema que a la mayoría no le agrada porque causa cierto temor, lo cual está mal porque la muerte es el único suceso común en la vida al que todos tarde o temprano nos tendremos que enfrentar. La buena noticia es que como seres humanos tenemos un poder espacial llamado resurrección, que viene después de la muerte.
Entonces ¿por qué nos da miedo la muerte? Sencillo: porque la ausencia de familiares y amigos, sin duda alguna, causa inseguridad, desconsuelo y bastante dolor. La proximidad de la muerte es tan aterradora que incluso cuando nos hacemos algunos exámenes médicos y nos dicen que le enviaron los resultados al doctor nos asustamos al pensar que las noticias podrían ser malas y que moriremos.
Para quienes creemos en Dios, la muerte no debe ser un proceso traumático ni un tema que debamos alejar de nuestras conversaciones, ya que no es sinónimo de un final, sino todo lo contrario: de un principio. Es importante que recordemos en todo momento que hubo alguien que murió y resucitó por cada uno de nosotros, así que aprendamos a confiar en nuestra esencia de humanos que aprecian su vida más allá de la muerte.
Si eres de las personas que le temen a muerte, te animo a llenarte de valentía porque en esta Tierra estamos solo de paso. No te aferres a este mundo para que te sea mucho más fácil aceptar que en algún momento ya no estarás carnalmente en donde estás ahora. Grábate en la mente y declara con fe que tus días serán eternos en el cielo: un lugar en el que no existe peligro, maldad, aflicción o temor.
Es asombroso entender que Jesús fue la primicia de la vida eterna, ya que no solo resucitó, sino que además es la resurrección y la vida, por lo que, si ya lo recibiste en tu corazón, en ese momento también recibiste una poderosa semilla que echará raíces y germinará en algún momento. En estos días en los que recordamos la muerte de nuestro Señor meditemos en el tremendo acontecimiento que fue Su crucifixión y resurrección, pues esas acciones son las que nos llevarán a la vida eterna.
Ni una sola persona sabe a ciencia cierta cuánto tiempo vivirá, pero sí sabemos que nuestra estancia en la Tierra es solo un capítulo de nuestra existencia, no el final. A diario estamos rodeados de personas que desean vivir eternamente y tenemos una buena noticia que compartirles: ¡todos resucitaremos para adorar al Señor! Es un buen momento para reconocer a Jesús como el vencedor de la muerte y dador de vida, pues solo Él puede resucitar tus sueños y tu fe en la eternidad.