Libres de estrés

Libres de estrés

Gallup –empresa estadounidense de análisis y asesoría–, a través de una encuesta dio a conocer que más de un tercio de la población mundial experimenta mucha preocupación y estrés. Es alarmante pensar que tantas personas estén sufriendo a causa del estrés, el cual, desde hace varios años, está teniendo un efecto nocivo en la humanidad, al desequilibrar el bienestar en general.

Tenemos que entender que el estrés es una alarma fisiológica interna que se activa en situaciones de emergencia, cuando creemos que estamos enfrentando una amenaza o peligro, o cuando tenemos altas expectativas de desempeño, respecto a una tarea en particular. Aunque, en muchas ocasiones, el estrés puede ayudarnos a ejecutar nuestros quehaceres rápidamente bajo presión, cuando ese sentimiento se prolonga, puede ocasionar un sinfín de enfermedades.

Conozco a muchas personas que, por periodos intensos de estrés, se han enfermado fuertemente, incluso, a algunas, hasta las han tenido que operar. Esto, claramente nos demuestra que el cuerpo, la mente y las emociones humanas, sin duda alguna, no están diseñadas para vivir en estado de urgencia, miedo y preocupación. Sin embargo, cuando ocurre, no tenemos que ceder a esos sentimientos porque no nos definen.

Tenemos que entender que, como seres humanos con capacidades y talentos únicos, tenemos la habilidad de manejar y controlar el estrés por más difícil que parezca, para que no afecte nuestra vida espiritual. Para ello, debemos reconocer qué es lo que nos está provocando ese desasosiego tan grande que llega a oprimir muchas áreas de nuestra vida, sabiendo que solo el poder de nuestro Dios puede librarnos de ese y todos los males.

No sé qué tipo de estrés estés viviendo en este momento ni la magnitud del mismo, pero lo que sí sé es que, cuando nos encontramos bajo la influencia del mismo, debemos estar completamente seguros de que, sin importar el tormento, desesperación, enojo y tristeza que nos cause, Dios tiene el control de todo y el absoluto poder para romper con él y quitarnos de encima toda carga, puesto que Él ya derrotó al enemigo.

Ten por seguro que Dios no desea que vivamos estresados, deprimidos, tristes ni al borde del colapso; por el contrario, Él anhela que vivamos en paz, armonía y confiados de que nos dará lo mejor. Si sientes que el estrés está dañando tu vida de forma inmensurable, hoy más que nunca necesitas ser libre y depositar toda tu confianza en nuestro único Señor y Salvador, quien es nuestra roca en momentos de tribulación.

Declara con fe que el estrés que estás sintiendo se convertirá en paz y toda la desesperación en gozo. Es momento de trabajar en ti mismo y de confiar en Dios para que tu vida sea aún mejor. ¡Dios te bendiga!