Dicen que quien tiene una hermana tiene un tesoro… ¡Yo me llevé la lotería con mis hermanas! Estas mujeres tan especiales suelen ser las amigas más cercanas que tenemos, grandes confidentes y la compañía perfecta cuando más las necesitamos.
Claro que no todos los días son de color rosa. Y es que la relación entre hermanas, como cualquier otra, pasa por altibajos, pues cada una tiene su propia esencia y personalidad que nos ayudan a formar la nuestra. Pero al final, el amor es el mejor “pegamento” o medicina para el alma.
Dios me bendijo con cuatro hermanos: dos varones y dos mujeres. De mis hermanas, la mayor, Diana, me lleva ocho años; y a la menor, Bárbara, le llevo nueve. Cuando la mayor estaba en planes de noviazgo, yo estaba en planes de estudio; y cuando yo estaba en planes de noviazgo, la menor estaba definiendo sus estudios. A pesar de que vivimos las distintas etapas de la vida en diferentes momentos por la diferencia de edades, siempre nos apoyamos, ayudamos y nos ubicamos en la tierra cuando nuestras cabezas estaban en otra parte.
Aunque las tres tenemos diferentes tipos de cuerpo y rasgos físicos —pues Diana es morena y no tan alta como yo, y Bárbara es blanquita y más parecida a mí—, siempre nos peleábamos por la ropa, incluso por algunas prendas y artículos de mi mamá. Sin embargo, nuestra relación fue y sigue siendo excelente y fundamental en mi vida.
Le agradezco infinitamente a Dios por ellas y por mi mamá, quien nos formó para ser mujeres fuertes, determinadas, hábiles y respetuosas. Además, el papel que tanto ellas como yo hemos desempeñado como hijas al ayudar a mi mamá, quien enviudó hace varios años, ha fortalecido nuestra relación.
Seguramente tú también tienes hermanos y hermanas o quizá seas hija única, sin embargo, cosechar buenas relaciones con nuestro círculo familiar y con las personas que nos rodean es esencial para vivir en paz y armonía. Todas, en más de algún momento, tendremos diferencias con las personas que amamos porque somos seres humanos que a diario se equivocan, pero es importante aprender a superarlas para enfocarnos en aprovechar las habilidades de cada uno.
Sin duda, tener empatía con las hermanas, hermanos, papás, abuelos, tíos y primos hará que nuestra relación con ellos sea cada vez mejor. A todas nos gusta que nos escuchen otras personas aunque no siempre compartan nuestras ideas y pensamientos. Eso es parte de ser empático. Las buenas relaciones nos preparan para todas las áreas de nuestra vida.
Si tienes hermanas cerca de ti, ¡aprovéchalas! Aunque haya distancia porque cada una formó su propia familia y tomó su propio camino, nunca pierdas la comunicación con ellas ni las dejes de admirar. Esto también aplica con los hermanos. Es una dicha tener familia y las hermanas siempre serán flores del mismo jardín.