La importancia de la obediencia

La importancia de la obediencia

Como seres humanos y creyentes, constantemente somos probados en nuestra fe y obediencia a la Palabra de Dios. Con el paso de los años en el ministerio, he aprendido que todo lo que Él nos pide que hagamos tiene un enorme propósito a nuestro favor, por lo que, aunque no lo conozcamos o dudemos, debemos obedecerlo en todo momento. La mayor parte de veces, hasta que ejecutamos el acto de obediencia, conocemos el verdadero propósito de lo que nos pide y sucede.

La Real Academia Española (RAE) define la obediencia como: “especialmente en las órdenes regulares, precepto del superior”. Otro diccionario en línea dice que es “la actitud de la persona que cumple con lo que se le manda o pide, que se comporta de acuerdo con las leyes o las normas”. Casi todos conocemos la historia de Adán y Eva, quienes recibieron una instrucción muy simple en el huerto del Edén, pero fueron desobedientes a ella. Al no prestarle la suficiente atención a la voz de Dios, perdieron el lugar de honor que Él tenía preparado para ellos.

La realidad es que muchas de las bendiciones que el Señor tiene para nuestras vidas, están ligadas a la obediencia. Jesús murió en la cruz del Calvario por amor a nosotros, con el objetivo de darnos libertad y la opción de recuperar la bendición de una vida plena y abundante. Para lograrlo solo necesitamos ser obedientes a Su palabra y derribar todo argumento que se levante en contra de Su conocimiento, llevando nuestros pensamientos cautivos a la obediencia de Jesucristo.

Por el contrario, la desobediencia trae consigo consecuencias graves. La Biblia narra historias de personas que decidieron ir en contra de lo que el Señor les ordenó, por lo que perdieron reinos, ejércitos, bendiciones y hasta sus descendencias, alejándose así de sus propósitos de vida. Tanto la Palabra de Dios como la historia en sí, nos muestran miles de acontecimientos en los que predominó la desobediencia, demostrándonos que, sin duda alguna, es un atributo que como seres humanos nos cuesta manifestar, pues por naturaleza, somos propensos a la desobediencia.

El Señor nos dio el libre albedrio para que escojamos lo que mejor nos parece, por lo que está en nuestras manos elegir a quién le damos el control de nuestras vidas, así como decidir si obedecemos o no. En medio de cada prueba, recuerda que debemos sembrar en esta vida terrenal para que en la eternidad recibamos los frutos de haber sido obedientes, aunque sea difícil.

Oro para que se cumpla en tu vida lo que nos indica Lucas 10:27: Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Sé intencional en colocar tus ojos única y exclusivamente en Él, quien es el consumador de la fe y nuestro Señor y Salvador, para equilibrar tu vida y para que ser obediente en todo momento te resulte cada vez más sencillo. ¡Muchas bendiciones!