¿Alguna vez has sentido que ya no tienes fuerzas para seguir adelante por alguna situación difícil? Creo que a la mayoría de personas nos ha sucedido. Cuando nos toca vivir fuertes complicaciones, podemos llegar a sentir que el mundo se nos derrumba encima y no vemos ninguna salida, olvidándonos de que Dios se manifiesta en medio de cada prueba y que, aunque el camino sea complicado, el final siempre será bueno. Él ya nos lo prometió y así sucederá en la vida de todos los que creemos en Él.
Dios desea que nos fortalezcamos en Él y en el inmenso poder de Su fuerza. He aprendido que cuando reposamos nuestra confianza única y exclusivamente en Él y le clamamos Su ayuda y misericordia, nuestra alma, cuerpo y espíritu son renovados. Nuestras fuerzas humanas son limitadas, lo que nos demuestra que debemos depender de Él en todo momento y confiar en Sus fuerzas que luego serán las nuestras.
La Biblia nos enseña que Abraham no dudó en ningún momento, sino que se fortaleció en fe dándole gloria a Dios. Asimismo, Jesús creció y se fortaleció en el Espíritu de Dios, de forma que fue lleno de sabiduría, gracia y favor. De igual forma, el apóstol Pablo dio gracias al Señor por haberlo fortalecido porque lo tuvo por fiel y lo puso en el ministerio. Estos son tres ejemplos que debemos imitar, pues como creyentes también somos capaces de ver proezas si confiamos en la fortaleza que viene de Él.
Para recibir la fortaleza que el Señor desea darnos, debemos desarrollar nuestra fe todos los días, darle toda la gloria y honra en los buenos momentos y durante la adversidad, y recordar que Él nos fortalece en sabiduría y que Su gracia está sobre nosotros para darnos fuerzas. Debemos tener en mente que la Biblia también nos dice que Él fortalece a quienes tiene por fieles, exaltándolos y colocándolos en lugares más altos.
Fuimos creados a Su perfecta imagen y semejanza, con dones y talentos únicos. Desde que nos empezó a formar en el vientre de nuestras madres, depositó en nosotros la gracia y autoridad para que proclamemos Su Pablara y utilicemos Su poder mientras estemos en esta Tierra. Como creyentes, debemos ser intencionales en entender y vivir Su Palabra, pues es nuestra guía, así como crecer en fe y fortaleza para honrarlo y garantizarnos la vida eterna.
No olvides que el poder de Dios está dentro de nosotros, nos mantiene y nos da fe para seguir adelante y cambiar los patrones de conducta negativos. ¡Úsalo, no lo desperdicies! Si te sientes oprimido o deprimido, si no tienes ánimo para levantarte y actuar, o si has pasado por tristeza y dolor, Él quiere darte nuevas fuerzas y consuelo.