La Palabra de Dios nos enseña que en todo tiempo debemos amar a los amigos porque son como hermanos en tiempos de angustia. Desde muy pequeña, el Señor me rodeó de buenos amigos, quienes me han acompañado en los buenos y los malos momentos. Fue una amiga quien me invitó a un retiro de la iglesia, un evento que cambió mi vida para siempre, ya que conocí al Señor, empecé a escudriñar las Escrituras y comencé a desarrollar una fuerte relación con Él.
Fundar Casa de Dios –la iglesia que lidero junto a mi esposo– fue una instrucción que el Señor puso en nuestros corazones. Aunque no ha sido un proceso fácil, Su presencia siempre ha estado junto a nosotros y nuestras familias y amigos, nos han acompañado y han creído, en la visión que hemos tenido desde el primer día: “Id y hacer discípulos a todos los guatemaltecos, enseñándoles a guardar lo que Jesús nos mandó, por medio de grupos de amistad, donde se nos enseña a dar la vida por los amigos”.
Jesús se presentó como el amigo supremo que está dispuesto a dar la vida por sus amigos, mostrando el tipo de sacrificio y amor que caracteriza la verdadera amistad. Por esta razón es que, en nuestra visión hacemos énfasis en los amigos. Como hijos de Dios, reconocemos que nadie tiene mayor amor que el que da la vida por los amigos, el cual se caracteriza por no conocer límites y se otorga de manera desinteresada, incluso en los momentos más difíciles.
En Guatemala, este próximo 14 de febrero se conmemora el Día de San Valentín, fecha en la que celebramos el amor y la amistad. Aunque es una ocasión que debemos festejar siempre, te animo a que hoy y todos los días agradezcas por las buenas amistades que has forjado a lo largo de tu vida. Recuerda que nosotros mismos somos los responsables de nuestro desarrollo y crecimiento, por lo que es fundamental que nos rodeemos de personas que sumen a ese propósito y que seamos mucho más intencionales con nuestras relaciones.
Agradezco profundamente la bendición de contar con grandes amistades. Sé que mi vida no sería igual sin esas personas que me han tendido la mano cuando más las he necesitado, me han dado su hombro para llorar cuando mis ánimos caen, me han dado palabras de aliento inspiradas por Dios, han reído conmigo en los buenos momentos y han celebrado junto a mí las victorias. Ningún ser humano puede avanzar sin amigos a su lado, así que abraza a los que tienes y esfuérzate en ser ese amigo que te gustaría tener.
La Biblia nos enseña que la verdadera amistad se basa en el amor, la lealtad, la confianza y el apoyo mutuo. Un buen amigo está dispuesto a ayudarte en los tiempos fáciles y difíciles y, sobre todo, busca lo mejor para ti. ¡Feliz día del amor, pero sobre todo de la amistad!