Precisamente hoy cumplo un año de haberme aventurado a escribir blogs y no podría estar más contenta y agradecida con quienes me leen semana tras semana, ya que, a pesar de no ser escritora profesional, es algo que cada vez me apasiona más. Una muestra de ello, además de dedicarle unas cuantas horas semanalmente a este blog, es que me animé a escribir mi primer libro, el cual muy pronto podrán disfrutar.
Como lo he dicho en otras ocasiones, no es nada fácil plasmar ideas en texto para quienes no nos dedicamos exclusivamente a esto, pero soy afortunada de contar con el apoyo de personas que me aman y que creen en mí. En estos 365 día de ser “blogger” he recibido miles de comentarios tanto de personas cercanas como de personas que me siguen a través de las redes sociales, quienes me han motivado a continuar escribiendo. Me genera muchísima gratitud saber que las ideas plasmadas en estas entradas de blog han edificado vidas.
Recuerdo como si hubiese sido ayer el día que le dije “sí” a este proyecto: en una reunión de trabajo, alguien me lanzó la propuesta de escribir mis anécdotas en un blog. Como no soy tan tecnológica, antes de ello nunca me había pasado por la mente que mis vivencias personales ameritaran ser plasmadas en el mundo digital. He aprendido que absolutamente todas las personas tenemos más de algo que contar y que tenemos mucho más en común de lo que imaginamos.
En varias ocasiones pensé que los viajes, invitaciones y actividades del Ministerio de Intercesión y de la iglesia como tal, las reuniones labores y personales y las tareas cotidianas del hogar no me dejarían el tiempo suficiente para escribir; sin embargo, me aventé a intentarlo. A causa de la pandemia que nos obligó a permanecer en casa por varios meses, durante 2020 tuve más tiempo para atender cuestiones personales, para retomar ciertos hábitos y para escribir.
Además de dejarme guiar por el Espíritu Santo para redactar entradas de blog que edifiquen la vida de quienes me leen, tengo que aceptar que me ha tocado leer artículos, enseñanzas y libros acerca del blogging y de distintos temas para que mis textos posean el balance ideal. Mi motivación ha sido clara desde un principio: ser un instrumento del Señor para entretener, inspirar, enseñar y, sobre todo, edificar.
Un año se dice fácil y aunque es relativamente poco tiempo para mí es un logro que me llena el corazón de alegría y entusiasmo, ya que ha sido verdaderamente lindo y enriquecedor expresar mi opinión sobre temas de interés en los que he tenido retroalimentación a través de los comentarios que me dejan. Dios me ha permitido vivir tantas facetas: como hija, esposa, madre, abuela, intercesora, pastora y amiga; así que me queda muchísimo por contar.
¡Gracias por acompañarme en esta hermosa travesía!