El Halloween comenzó a celebrarse hace muchísimos años. Los celtas creían que los muertos regresaban a visitar a los vivos para maldecirlos, por lo que cada año festejaban en honor a Samhai, el señor de la muerte. Esta práctica es contraria a las creencias fundamentales del cristianismo, pues Jesús es resurrección y vida, y vino al mundo para darnos salvación.
En la actualidad el Halloween es una gran fiesta de la Wicca —la religión oficial de la brujería— en la que se celebran rituales como comunicarse con los muertos, ya que lo consideran uno de los días sagrados más importantes. La verdadera historia detrás de esta festividad es realmente oscura, pues involucra hasta canibalismo e incesto, por lo que como creyentes lo mejor que podemos hacer es alejarnos de ella.
La Palabra dice que no debemos imitar las costumbres paganas que veamos en la Tierra ni hacer participar a nuestros niños en ellas, aun cuando sean costumbres generales, ya que el Señor es santo y anhela que nosotros lo seamos. Asimismo, Deuteronomio 18, del versículo 9 al 14, dice que no debemos practicar adivinación, brujería o hechicería ni realizar conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos.
Todas las tradiciones de esta fiesta son opuestas a la conducta que debemos seguir como cristianos: desde dejar dulces en la puerta para alejar a los malos espíritus, hasta el disfraz que utilizaban para confundirse con ellos. Cada detalle que se practica ese día tiene un origen pagano y relacionado al reino de las tinieblas.
No podemos creer en Dios y al mismo tiempo celebrar Halloween. Conozco a personas que lo han celebrado con disfraces de sus personajes favoritos, comida y adornos tenebrosos, y que lo han hecho únicamente por pasar un momento de diversión y armonía con familiares y amigos. Quizá en este momento estés pensando que no está mal celebrar ese día de esa forma, pero cuando conoces el trasfondo no debes hacerlo porque pones en riesgo tanto tu vida espiritual como la de tus seres queridos.
No puedes, ingenuamente, darle un lugar al diablo y pretender que no tendrás consecuencias por ello. Tampoco es conveniente exponer a las personas que más amas a una práctica tan oscura que desde sus inicios ha tenido muy malas intenciones, aunque tú no las tengas, lo mejor que puedes hacer es evitar abrir puertas indeseables.
Cada vez más y más latinoamericanos celebran el Halloween, por lo que no te estoy diciendo que ese día te encierres en tu habitación y que no salgas para nada; únicamente que en lugar de unirte a la festividad popular puedas realizar otras actividades como ver una película o serie de televisión, jugar un juego de mesa o cocinar, entre muchas otras. ¡Jesús te ofrece Su bendición y la vida eterna! Aprovecha ese día para compartir y pasar un buen momento con tus seres queridos o amigos cercanos.