Familias estables

Familias estables

Dios ama el matrimonio y la familia, por lo que parte importante de la vida es formar un hogar con la persona que Él creó para cada una de nosotras. Las distintas situaciones que me han tocado vivir desde que me casé me han ayudado a identificar valores, principios y normas de conducta esenciales para convivir en familia. Hoy deseo compartir contigo algunos de ellos:

  • Aceptación. ¡Cuán importante es aceptarse los unos con los otros! No busques cambiar la identidad de nadie. Dios nos creó únicos a Su imagen y semejanza, y nosotros tenemos cualidades y defectos, por lo que como Sus hijas debemos aceptar a cada persona tal como es. Según estudios psicológicos, las fortalezas de quienes nos rodean equilibran nuestras debilidades, por eso es que se dice que los polos opuestos se atraen.
  • Equilibrio. ¿Qué sería de la vida en familia sin el equilibrio? Por supuesto que todas avanzamos en nuestro proceso de formación a diferente ritmo, pero una persona que busca equilibrar su vida logra relacionarse en familia con mucha más facilidad.  Esfuérzate para que tu espíritu, tu cuerpo, tu mente y tus emociones se mantengan en equilibrio. ¿Cómo? Haz ejercicio, medita en la Palabra de Dios y dedícale tiempo a tu trabajo y a tus seres queridos.
  • Sinceridad. Debemos hablar siempre con la verdad y no permitir que el diablo se apodere de lo que nos pertenece: una vida familiar estable y feliz. Con mi esposo y mis hijos desde siempre hemos procurado que nuestra comunicación sea sincera para confiar los unos en los otros. ¡No ocultes nada para evitar la desconfianza!
  • Pasión. Con este principio me refiero al deseo y lucha constante por mantener a la familia unida sirviendo al Señor. Mi esposo y yo deseábamos desde jóvenes servir a Dios, quien trató conmigo para comprometerme con Guatemala y para creer en el matrimonio, así que a partir de ese momento mi mente y mi corazón están dedicados con pasión a Él y a mi familia, al igual que mi esposo Cash.
  • Dominio propio. Cuando tomamos malas decisiones suelen haber repercusiones, por lo que debemos ser responsables de lo que hacemos y decimos. Si ofendes a alguien de tu familia, reconócelo y pídele perdón, pues esa humildad te conducirá a una vida familiar llena de felicidad.
  • Perseverancia. ¡Persevera haciendo lo correcto y obrando para bien! Aplica a tu vida los principios bíblicos que nacieron del corazón de Dios y que nos marcan para ser nuevas personas en Él. De esta forma verás grandes logros matrimoniales y familiares. Sé firme en tu forma de pensar y actuar y comprométete a trabajar por la felicidad de tu esposo e hijos. El éxito se logra cuando somos persistentes y constantes.

Como seres humanos estamos diseñados para complementarnos unos con otros, así que aprovecha tus cualidades y supera tus debilidades en beneficio de tu familia. Recuerda que para alcanzar la plenitud en tu hogar es indispensable que te acerques al Señor. De Su mano todo es mejor, tanto a nivel personal como familiar.