Constantemente escuchamos historias de personas que enfrentan alguna situación difícil, que se esfuerzan por sobrevivir o que tratan de encontrarle sentido a la vida. Hay quienes se han acercado a mí para decirme que no entienden por qué continúan teniendo problemas si se esfuerzan a diario. La realidad es que, si no involucramos a Dios en todas las situaciones que atravesamos, el esmero no sirve de nada.
Con el paso del tiempo he aprendido que lo que muchas personas necesitan para estar satisfechas es paz. Es importante que entendamos que la paz que Dios ofrece es completamente diferente a la que el mundo nos da, por lo que cuando sientas miedo, ansiedad o temor por alguna situación en particular, enfócate en buscar las señales de paz que Él nos obsequia, las cuales sobrepasan cualquier dificultad, exceden nuestro entendimiento y permanecen en nuestro ser en todo momento.
Cabe destacar que solo a través de la fe podremos disfrutar de la esa paz perdurable que sobrepasa toda dificultad, pues es el cimiento para vivir en la paz del Señor y nos brinda la confianza de que Su presencia y poder nos consuela, sin importar cuál sea la situación que vivamos. A medida que avances en tu andar en la fe, cree y confía en que Dios desea fervientemente que disfrutes de Su paz todos los días de tu vida, la cual incluye gozo y satisfacción, y te recuerda que Él tiene un enorme propósito para ti.
Como creyentes e Hijos de Dios, en lugar de ceder, rendirnos o ser derrotados por nuestros problemas, optemos por enfrentar, confrontar, lidiar y vencer las dificultades mediante el poder de la cruz del Calvario. Jesucristo les enseñó a Sus seguidores que todos los problemas tienen un propósito y que son pasajeros, así que aférrate a la paz que Dios te ofrece y confía en Él siempre.
Aunque en ocasiones no comprendamos Sus propósitos, quiero decirte que cuando aceptamos Su completa voluntad somos guiados a entender que Sus obras siempre traen bendiciones eternas que son derramadas sobre nosotros. Quizá este sea buen momento para que te detengas a pensar con determinación qué tan aferrado está tu corazón al de Dios, ya que la paz, como ya lo dije antes, depende de ello.
Como seres humanos tenemos la capacidad de escoger nuestros pensamientos, por lo que en cualquier momento podemos enfocar nuestras mentes en un nuevo asunto. Esto quiere decir que en lugar de centrarnos en pensamientos negativos que nos roben la paz y nos impulsen a pecar, podemos confiar plena y seguramente en Dios. Esa facultad ya nos fue dada, así que aprovechémosla de la mejor manera.
Ten la certeza de que cuando guardamos nuestra mente y pensamientos, protegemos nuestra paz. En este tiempo en el que todos buscamos paz y esperanza, te animo a que actúes como Dios lo ha hecho y que protejas tu vida y tus pensamientos en oración, ya que Su Palabra nos promete que si llenamos nuestra mente con aquello que es puro y digno de alabanza, Él estará con nosotros.