El regalo de ser mujer

El regalo de ser mujer

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, el cual fue oficializado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1975. Desde ese año, ha sido una fecha destacada en diferentes partes del mundo, ya que, según la ONU, se rememora “a las mujeres corrientes como artífices de la historia” y “la lucha plurisecular de las mujeres por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”.

A pesar de que el suceso que marcó la festividad de este día fue un evento triste y trágico, actualmente, cada 8 de marzo suele ser un día de celebración y alegría por parte de las mujeres. Aunque es innegable que para muchas la lucha continua, no solo en términos laborales, sino que también en cuanto a igualdad, salud, educación y seguridad, entre otros aspectos, fuimos dotadas de dones y talentos únicos que nos dan un sentido de valía excepcional.

Siempre he sentido una profunda admiración por la forma en la que las mujeres aman, cuidan, sirven, administran, apoyan y sustentan a sus seres queridos. Sin duda alguna, el Señor, diariamente, nos da sabiduría y energía para desempeñar nuestros distintos roles de la mejor manera, pues lo que logramos no es por nuestras fuerzas, sino que por las de Él. Pese a las dificultades que, por el simple hecho de ser mujeres nos toca atravesar, la realidad es que ser mujer es una bendición y un regalo del cielo que debe llenarnos de orgullo.

Proverbios 31:10-12 dice: Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Estos pasajes de la Biblia describen a una mujer que es sumamente valiosa, no sor su apariencia física ni por sus riquezas materiales, sino por su carácter, sabiduría, amor y la confianza que inspiran a sus familiares.

Siempre aplico estos versos de la Biblia a esta conmemoración, puesto que una mujer virtuosa no es solo un modelo de buen comportamiento o de trabajo en el hogar, sino que también de alguien que vive su fe de manera activa, influenciando positivamente su entorno. Dios nos creó a Su imagen y semejanza con un enorme propósito, por lo que ser mujer es una bendición y una experiencia sin comparación que vale la pena celebrar a lo grande.

En el marco de este día tan especial, invito tanto a mujeres como a hombres a que valoren el carácter, la bondad y el amor como elementos fundamentales de una vida plena, regida de acuerdo con los principios bíblicos. El Señor nos dio una identidad de mujeres con un propósito eterno, por lo que es importante que todo lo que hagamos, por muy pequeño o grande que sea, lo ejecutemos con esmero, dedicación, excelencia y amor.

Mujeres, ¡gracias por transformar el mundo con su fortaleza, sabiduría y belleza infinita! Que Dios las bendiga.