¿Has pensado en más de una ocasión que tu pasado te define? ¡A muchas nos ha sucedido! Sea bueno o sea malo, a menudo creemos que, si fallamos en el pasado, volveremos a hacerlo en el futuro; o que si alguien nos falló anteriormente, nos lo volverán a hacer más adelante.
Muchas veces pensamos que el pasado tiene más poder que el que en realidad tiene porque creemos que nos define. Y es que el pasado sí tiene poder, pero no es el de definirnos, sino el de ayudarnos para vivir bien el presente y luego disfrutar el porvenir. Pero para lograrlo tenemos que aprender a ver al pasado de manera correcta.
La semana pasada tuve la oportunidad de compartir un poco sobre este tema en la segunda reunión virtual de mujeres, llamada simplemente “Mujer”, que realizamos junto al equipo de pastoras de Casa de Dios —la iglesia que presido junto a mi esposo—. Si estás teniendo problemas con tu pasado, quiero compartirte tres puntos clave que te ayudarán a entenderlo para vivir tranquila:
Todo cuanto nos ha sucedido desde que éramos pequeñas ayudó a moldearnos.Hoy somos resistentes y empáticas por las pruebas del ayer y valoramos lo que valoramos por lo que nos faltó en el pasado, el cual fue un molde que le dio forma a nuestra vida.
Un artesano quita de su obra lo que sobra, ¡hagamos lo mismo! Quitemos de nuestra vida lo que ya no nos funciona en el presente y no le demos al pasado más poder que el que ya tiene porque no fue más que un molde. Debemos tener claro que el pasado ayudó a moldearnos, pero no nos define como personas.
En el pasado también podemos ver la mano de Dios cuidándonos, incluso durante las pruebas, por lo que si nos enfocamos solo en el problema no lo veremos a Él acompañándonos. Por esta razón es importante que busquemos a Dios en lo bueno y en lo malo, entendiendo que Él siempre ha tenido control de todo el proceso. ¡El pasado es parte de un proceso que todavía no termina!
Miles de productos y servicios se venden usando el antes y el después. ¿Por qué? Porque comparar el hoy con el ayer es poderoso. El pasado funciona como un punto de partida si no nos quedamos atascadas, de forma que si nos enfocamos en el retrato dibujado por el pasado es posible que veamos algo doloroso; pero si vemos ese pasado y lo comparamos con nuestro presente, descubriendo a Dios en el proceso, veremos una historia gloriosa de amor y restauración.
Dios ha estado con nosotras en nuestro pasado, está con nosotras en nuestro presente y estará con nosotras en el futuro porque nos ama. Puede que el pasado nos retrate perdidas y abandonadas, pero Dios nos plasma plenas, recuperadas, rescatadas y amadas por Él. ¡Sigue adelante!