La Real Academia Española (RAE) define la corrección como “castigo leve que el superior impone por faltas de algún subordinado” o “reconvención con que privadamente se advierte y corrige al prójimo un defecto”. La Biblia nos narra muchas historias en las que se aplica la corrección. Una de ellas es la del joven rico que se creía tan espiritual y listo para recibir su recompensa, sin darse cuenta de que recibiría corrección para comprender que aún le faltaba hacer lo más difícil.
No somos perfectos y nunca lo seremos, por lo que siempre requeriremos ser edificados y necesitaremos corrección para ser entendidos tanto en lo personal como en lo espiritual. Las personas que piensan que están listas y completas para todo, probablemente recibirán una lección; es por ello que debemos tener cuidado de no acomodarnos, porque el crecimiento jamás se detiene. Dios nos creó a Su perfecta imagen y semejanza con capacidades y dones únicos, por lo que tenemos que creerlo y aceptar cualquier desafío que se presente.
Todas las pruebas y circunstancias nos llevan a la meta y galardón que está al final —y no a la mitad del camino, como a veces lo deseamos—. Sigue adelante. Aunque en este momento no comprendas muchas de las cosas que te están sucediendo, te aseguro que luego, cuando seas corregido y recibas entendimiento, todo estará claro. Aunque en tu inquietud te hayas trazado muchos otros, Dios quiere llevarte por un solo camino: el de la vida eterna. No te engañes y no pierdas la atención en lo verdaderamente importante, pues nada debe interferir en Su deseo de salvarte.
Recuerda que nuestros pensamientos nos conducen a nuestro destino y que casi todo lo que nos sucede tiene que ver con maneras de pensar que influyen en nuestra conducta. Pídele al Señor sabiduría para buscar el camino correcto y tomar las mejores decisiones en tu matrimonio, tu familia, tu trabajo, tu iglesia y tu sociedad. El camino correcto siempre será buscar el reino de Dios y Su justicia.
Asimismo, ten la completa seguridad de que Él te guiará y acompañará en la bella ruta de aprendizaje que debes seguir para alcanzar una vida plena a Su lado. Para ello también es fundamental que ordenes tus pensamientos y cambies tu actitud las veces que sea necesario. Revisa tus propios pensamientos y conducta antes que la de los demás, ya que la corrección y el entendimiento es de doble vía y recíproco entre nuestros semejantes.
Te animo a que, si no lo has hecho, recibas a Jesús en tu corazón para entender tus circunstancias y aprender a mejorar humana y espiritualmente. Es importante que reconozcas que eres pecador y que necesitas la corrección y el perdón de Cristo para nacer de nuevo. ¡Dios te bendiga!