La Real Academia Española (RAE) define la sabiduría como el “grado más alto de conocimiento” y como una “conducta prudente en la vida o en los negocios”. Como creyentes, tenemos que saber que la sabiduría no hace acepción de personas, pues todos estamos invitados a adquirirla. La encontramos en las alturas, junto al camino, en la encrucijada de la vereda, en las puertas y la entrada a la ciudad. Literalmente, en cualquier lugar podemos encontrarla si tan solo tememos a Dios y lo buscamos mediante la Biblia y en oración.
La Palabra del Señor compara la sabiduría con distintas piedras preciosas e incluso indica que es mejor y que vale mucho más que ellas. Con el paso de los años he aprendido que obtenerla no es algo meramente humano, sino un regalo divino que transforma la manera en la que vivimos, por lo que, cuando la adquirimos, debemos ser intencionales en resguardarla con especial cuidado en nuestros corazones.
La sabiduría produce muchísimos frutos: conocimiento, prudencia, entendimiento, enseñanzas, riquezas duraderas, honor y justicia, entre otros. Asimismo, el Señor la ha puesto a disposición de Sus hijos desde siempre y fue la que lo acompañó en la creación del mundo, puesto que con ella se formaron los cielos y la tierra, y todo cuanto hay en ella. Si Él mismo necesitó sabiduría para realizar Sus propias obras, ¿cuánto más nosotros no la vamos a necesitar para vivir?
Es importante entender que existen dos fuerzas que nos buscan cada día: la sabiduría y la insensatez. Ambas nos extienden su invitación y siempre encuentran personas dispuestas a seguirlas. ¿A cuál de ellas le daremos lugar en nuestra vida? La Biblia nos enseña que la sabiduría es como la mujer que prepara un banquete e invita a todos a participar, y que su recompensa es valiosa: nos da entendimiento, inteligencia y nos conduce a una vida larga y plena, así que la respuesta debería ser sencilla.
Recuerda que la sabiduría que proviene de nuestro Padre Celestial es un tesoro que transforma nuestras vidas. No se trata solo de acumular conocimiento, sino de aprender a aplicar la Palabra en cada decisión, de dejar que el Espíritu Santo nos guíe y de caminar con un corazón humilde y obediente. Quien busca la sabiduría con sinceridad encuentra dirección, paz y propósito.
Este es un buen momento para que tomes la decisión de elegir el camino de la sabiduría, porque en ella encontrarás entendimiento, fortaleza y una vida plena bajo la perfecta voluntad de Dios. No desaproveches la oportunidad de escuchar Su voz y de tomar cada uno de Sus consejos para garantizar la vida eterna. Ora día y noche para recibir esa sabiduría que te conducirá a Su verdad y te llenará de la paz que sobrepasa todo entendimiento. ¡Muchas bendiciones!