El día de acción de gracias es una festividad que empezó a celebrarse oficialmente en Estados Unidos y en Canadá el último jueves de noviembre. Es una fecha especial en la que las personas se reúnen con sus seres queridos para dar gracias por todas las bendiciones recibidas durante el año y para disfrutar de una deliciosa comida, que suele ser pavo, puré, alguna ensalada y deliciosos postres de temporada.
Desde hace varios años, las comunidades latinas en Estados Unidos principalmente, comenzaron a celebrar este día y, con el tiempo, en otros países de Latinoamérica esta festividad empezó a ganar más popularidad. Cada vez es más común que en nuestros países, las familias aprovechen esta ocasión para reunirse y enaltecer los valores familiares, el peso de la comunidad y mostrar gratitud.
De acuerdo a la Real Academia Española (RAE) la gratitud es el “sentimiento que obliga a una persona a estimar el beneficio o favor que otra le ha hecho o ha querido hacer, y a corresponderle de alguna manera”. Otro diccionario en línea, la define como “el sentimiento de valoración y estima de un bien recibido, espiritual o material, el cual se expresa en el deseo voluntario de correspondencia a través de las palabras o a través de un gesto”.
Siempre he dicho que la gratitud es una emoción positiva en la vida de todo ser humano que se centra en las cosas buenas de la vida. Practicarla trae consigo muchísimos beneficios: aumenta la felicidad, reduce el estrés y mejora la salud, entre otros. Agradecer en todo momento, aunque estemos atravesando alguna adversidad, nos ayuda a lidiar de mejor manera precisamente con esos desafíos y a crear un mundo mucho más positivo.
La mejor forma de apoderarnos de la gratitud es ser intencionales en practicarla a diario. Muchas personas me han compartido sus rutinas de agradecimiento, las cuales te pueden servir: escribe en un diario o cuaderno las razones por las que estás agradecido cada día; exprésale tu gratitud a las personas por las acciones buenas que han tenido contigo a través de mensajes, llamadas, cartas o personalmente; realiza actos de bondad sin esperar nada a cambio; y sé consciente de las cosas buenas de la vida para aprovecharlas al máximo.
Aunque estas recomendaciones pueden ser funcionales, lo más importante es que hagas lo que mejor se adapta a tu personalidad y estilo de vida, sin perder de vista el objetivo: agradecer por las bendiciones recibidas. El simple hecho de despertar cada mañana, respirar, apreciar el día y tomar un café ya es un gran regalo por el que tenemos que agradecer, puesto que no todos tienen esa oportunidad.
Te animo a que aproveches estas últimas semanas del año para mostrar agradecimiento por las cosas buenas que te suceden. No importa si celebras o no el día de acción de gracias, lo fundamental es que te tomes momentos para reflexionar y agradecerle al Señor y a las personas que te rodean todo lo bueno que han hecho por ti. ¡Que Dios te bendiga!